Lo más característico del modo en el que nos relacionamos con Internet es que hay un número inagotable de formas de interacción y que cada día aparecen nuevas posibilidades. Algunas de estas interacciones están diseñadas para lograr el máximo "engagement” término muy utilizado en marketing online y que significa "implicación o compromiso”, pero que bien podría traducirse como "enganche” o "dependencia”, y que en extremos nada saludables, son la base de la adicción a internet. Estos extremos de dependencia y adicción, pueden producirse en usos de la Red como: ciberchats, ciberjuego, cibersexo, cibercompras… y cada uno de ellos tiene diferentes componentes y formas de expresarse.
Según Roberto Balaguer (2001) en su artículo «Globalización, Postmodernismo, Nuevas Adicciones y Drogas», cada experiencia en Internet está orientada a conectar con determinados aspectos, necesidades o fragilidades de nuestra personalidad: afán competitivo en el juego, necesidades sociales u otros diferentes potenciales adictivos. Los chats, los juegos, junto con la pornografía, es lo que genera más poder adictivo.
Un uso problemático del móvil, por ejemplo, tendría unas características diferenciales, conductualmente hablando: conversaciones interminables, atención obsesiva a cuestiones como la cobertura o la batería, comprobaciones repetidas de los mensajes recibidos o enviados, tener el móvil cerca en cualquier situación…
En Psicología Clínica las personas con adicción al móvil se han descrito como personas con ansiedad, con una baja tolerancia a la frustración, que toleran mal una soledad no deseada que les provoca irritabilidad y emociones displacenteras, que tratan de suplir con un uso compulsivo del móvil.
Las apuestas en la red o las visitas a los casinos online tienen un riesgo y un perfil diferente de usuarios. Generalmente presentan descontrol de impulsos, malestar emocional y un porcentaje considerable de las personas adictas al ciberjuego tiene antecede