La sensación de no estar haciendo lo suficiente, a pesar de nuestros esfuerzos, se llama síndrome de productividad tóxica. Define un tipo de emoción invalidante mediada por nuestra autoexigencia desadaptativa.
La trampa de la eficiencia es una red en la que muchas personas caen, porque se dejan llevar por creencias que, tal vez, no tienen mucho fundamento. ¿Cómo saber si ese es tu caso? Lo veremos enseguida.
Si tienes un trabajo que no te gusta y por alguna razón no puedes renunciar, lo mejor que puedes hacer es tratar de gestionar la situación para que genere el mínimo malestar posible.