Uno de los mayores retos de trabajar con otras personas es sortear la aparición de conflictos, peleas y encontronazos de todo tipo. Hablamos de un espacio en el que es necesario trabajar en equipo para conseguir los objetivos individuales, en normal que surjan fricciones dentro del puesto de trabajo. Así, en este artículo os vamos a hablar de los conflictos más comunes en el trabajo.
Resolverlos es una habilidad fundamental si quieres evitar o minimizar las probabilidades de que se produzcan en tu entorno laboral. De esta forma, podrás ponerlo todo de tu parte para alejarlos, entendiendo la lógica por la que se producen o se mantienen en el tiempo.
Conflictos más comunes en el trabajo: por qué se producen
Como en la mayoría de contextos, los conflictos más comunes en el trabajo surgen debido a diferencias de opiniones, metas, formas de hacer las cosas o maneras de pensar. En un entorno en el que es necesario colaborar con personas que probablemente sean muy distintas a ti, puede ser todo un reto evitar las peleas y las confrontaciones.
En general, los cuatro conflictos más comunes en el trabajo tienen el siguiente origen:
Necesidad de interdependencia.
Diferencias en la forma de trabajar.
Diferencias individuales.
Problemas de liderazgo.
Veamos en profundidad cada uno de ellos.
1- Necesidad de interdependencia
La interdependencia es fundamental para el buen funcionamiento de un equipo de trabajo. Cuando un grupo comparte los mismos objetivos y colabora para conseguirlos, es más fácil que cada uno de los miembros del equipo adopte una actitud de colaboración. De esta manera, las metas se alcanzan de manera más rápida y eficiente.
Sin embargo, en la vida real, la mayoría de los equipos de trabajo no funcionan siempre con esta base. La falta de colaboración, los "compañeros trepa” y las personas que quieren aprovecharse del trabajo ajeno son el caldo de cultivo de los conflictos más comunes en el trabajo.
Por ello, si detectas que dentro de tu equipo uno de los miembros no está cumpliendo con la parte que le corresponde por un problema de actitud, habla con él sobre el tema y déjale claro lo importante que es su trabajo para que el equipo funcione. Es el momento de ser analizar en común la situación y de ser asertivos.
2- Diferencias en la forma de trabajar
Por otro lado, puede que todos los compañeros del equipo estén con la mejor actitud, pero que aún así surjan roces y conflictos durante el proceso. ¿Qué puede estar ocurriendo? Una de las explicaciones más comunes es que tengáis diferentes formas de enfocar el trabajo.
Algunas personas prefieren ir con calma y prestarle mucha atención a los detalles, mientras que otras están más cómodas haciendo el trabajo rápido y sin pararse a revisar lo que ya han hecho o dejando esta tarea para el final. Aunque ambos enfoques pueden ser válidos en diferentes contextos, es inevitable que surjan conflictos a causa de la diferencia que señalamos.
Para evitarlo, lo mejor es que hables de antemano con tus compañeros sobre tu forma preferida de trabajar. De esta manera, pondrás las cartas sobre la mesa previamente y conseguirás minimizar la probabilidad de otro de los conflictos más comunes en el trabajo.
3- Diferencias individuales
Otra de las causas más comunes de los conflictos en el puesto de trabajo es la diferencia en expectativas, personalidad, contexto, género o edad de los miembros de un equipo. Aunque es perfectamente posible trabajar bien con personas diferentes a nosotros, la realidad es que puede convertirse en todo un reto.
Por ejemplo, un equipo formado por personas de más de 35 años y menores de 25 experimentará problemas debido a las diferencias entre estas dos generaciones. Así, algunos de los conflictos más comunes en el trabajo pueden explicarse simplemente mirando a los componentes de los equipos.
Frente a esto, la clave es muy sencilla: comunicación. A pesar de que se tengan formas de ver la vida muy distintas, las personas somos capaces de ponernos en el lugar del otro y aprender a convivir con otra perspectiva.
4- Problemas de liderazgo
La última de las causas más habituales para los problemas laborales es la falta de un líder claro o competente. Cuando falta dirección en un equipo, es muy sencillo que no se consigan los objetivos y los miembros del mismo se sientan frustrados y descontentos.
Por suerte, el liderazgo es algo que se puede aprender. Si sientes que en tu equipo no existe un líder claro, siempre puedes ocupar tú mismo este puesto, o bien hablar con tu responsable para explicarle el problema que estáis teniendo.