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Problemas de Control de Impulsos


Si te falta autocontrol, si tomas decisiones impulsivamente de las que después te arrepientes, o te resulta difícil gestionar tus emociones hasta el punto de que explotas a menudo, es probable que padezcas un problema de control de  impulsos.

Dado que vivimos en sociedad, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.

¿Qué se entiende por falta de autocontrol?

En la vida cotidiana, es normal que en algunas situaciones mostremos cierto grado de "impulsividad”. Cuando nos enfrentamos a un peligro, solemos responder sin pensar, lo cual se debe a que la parte emocional de nuestro cerebro toma el mando. No es algo negativo, al contrario, nos permite responder con la rapidez necesaria recurriendo a nuestro arsenal de respuestas instintivas.

Sin embargo, cuando existe un problema para controlar las emociones y el comportamiento en diferentes situaciones, podemos hacer referencia a un trastorno del control de los impulsos. Estos problemas se caracterizan por la tendencia a ejecutar acciones demasiado rápido, de forma irreflexiva y/o irracional y la incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se han puesto en marcha.

La persona que padece un problema de autocontrol no es capaz de resistir una tentación, impulso o deseo. También se aprecia una tendencia a la búsqueda de gratificación inmediata, a expensas de las metas a largo plazo; es decir, esa persona no piensa en las consecuencias de sus actos más allá del presente.

Los trastornos asociados a los problemas de control de impulsos

Bajo la categoría de los problemas de autocontrol se encuentran diferentes trastornos:

  1.     Trastorno explosivo intermitente. Se producen episodios de falta de autocontrol que se manifiestan con ataques de ira desproporcionados respecto a la provocación, berrinches y/o disputas verbales. Acto seguido, la persona se arrepiente de sus actos o se recrimina por haber perdido el control.
  2.     Cleptomanía. Es el impulso irresistible de robar objetos, aunque no tengan valor. El robo no es premeditado, la persona simplemente ve el objeto y siente el deseo de tomarlo.
  3.     Piromanía. Es el impulso de provocar incendios por placer.
  4.     Ludopatía. Es una conducta de juego recurrente. La persona experimenta una urgencia incontrolable por jugar y apostar, no puede evitarlo aunque sepa que ese comportamiento le está causando daño.
  5.     Tricotilomanía. Es el impulso de tirarse del pelo hasta arrancarlo. En algunos casos va acompañado de tricofagia.
  6.     Onicofagia. Se trata de un hábito compulsivo que lleva a la persona a morder y comerse las uñas.
  7.     Dermatilomanía. Es una urgencia compulsiva por rascar, excoriar o pellizcarse la piel, hasta el punto de llegar a producirse lesiones.
  8.     Compra compulsiva. Es el impulso irresistible por comprar, aunque la persona no necesite esos productos.
  9.     Tics nerviosos. Se trata de un movimiento compulsivo que se repite con frecuencia. Puede ser simple, como un parpadeo, o puede tratarse de movimientos más complejos que involucran diferentes grupos musculares.
  10.     Síndrome de Tourette. Este trastorno neurológico se caracteriza por la presencia de movimientos repetitivos que escapan al control voluntario de la persona. En algunos casos también se emiten sonidos, como carraspeos o incluso palabras.

Además de los trastornos por control de impulsos encontramos otros problemas dónde está muy presente la falta de autocontrol, como las adicciones o la ingesta compulsiva.

¿Qué síntomas indican la existencia de un problema de control de impulsos

Si te identificas con algunas de estas situaciones, es probable que tengas un problema de autocontrol:

  •     Sientes una tensión interior creciente que te provoca un malestar emocional y te impulsa a poner en práctica ciertos comportamientos, aunque sabes que son dañinos.
  •     No logras controlar tu conducta, sigues repitiendo ese patrón a pesar de que eres consciente de que no tiene sentido o que es perjudicial para ti y/o quienes te rodean.
  •     Experimentas a menudo sentimientos de culpa, vergüenza y remordimientos después de haber sucumbido a tus impulsos.
  •     Sueles actuar de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes y/o comportamientos.
  •     Tienes la tendencia a buscar la gratificación inmediata, a sabiendas de que ese comportamiento puede ir en contra de tus planes e intereses futuros.

Las causas de la falta de control de los impulsos

autocontrol Las causas de la falta de autocontrol varían según el tipo de impulso, pero en estos problemas suelen conjugarse factores biológicos, sociales y personales.

Las conductas impulsivas se han relacionado con un déficit en la función ejecutiva, la cual nos permite planificar e inhibir las respuestas.

Se ha apreciado que las personas que tienen un trastorno por control de impulsos suelen tener un déficit en la función de los lóbulos prefrontales, así como en las conexiones subcorticales, lo cual podría explicar en parte sus conductas de riesgo.

Sin embargo, también existe una relación entre la falta de autocontrol y los trastornos de la personalidad, lo cual indica que los aspectos personales y sociales desempeñan un papel importante en la aparición e instauración de estos problemas. De hecho, situaciones de gran estrés y ansiedad pueden actuar como detonantes para la aparición de estos trastornos.

En otros casos, estos problemas tienen su inicio durante la infancia o la adolescencia, y se han vinculado con un estilo educativo autoritario o demasiado permisivo. También se conoce que las personas que han sufrido abusos son más propensas a tener un déficit de autocontrol.

La clave radica en que el mecanismo que se encuentra en la base de la falta de autocontrol se autoalimenta. Cuando experimentas una tensión interior creciente que te hace sentir mal, inmediatamente sientes el impulso de realizar el comportamiento que te ayudará a liberarte, al menos momentáneamente, de esa ansiedad. Luego, cuando reflexionas, te sientes culpable y te recriminas. De esta manera generas nuevamente un estado de estrés y ansiedad que consolida el círculo vicioso.
Consecuencias de la falta de control

Dependiendo del tipo de trastorno, pueden aparecer una serie de complicaciones:

  1.     Abuso del alcohol y otras sustancias.
  2.     Depresión, unida a sentimientos de culpa.
  3.     Estrés y ansiedad.
  4.     Conflictos familiares y dificultades en las relaciones interpersonales.
  5.     Conductas autolesivas.
  6.     Problemas laborales.
  7.     Dificultades económicas.
  8.     Baja autoestima y una pobre autovaloración.
  9.     Problemas con la justicia.

Además, no es raro que las personas que padecen un trastorno del control de impulsos cumplan con los criterios diagnósticos de otro padecimiento de salud mental. En algunos casos, es posible que un trastorno del control de impulsos provoque la aparición de los síntomas de otra patología mental. Algunos de los trastornos concurrentes más comunes son:
  1.     Trastornos depresivos
  2.     Trastorno bipolar
  3.     Trastornos de ansiedad
  4.     Trastornos de la conducta
  5.     Trastorno de personalidad antisocial
  6.     Trastorno de estrés postraumático
  7.     Trastorno negativista desafiante

¿Qué lograrás con nuestro tratamiento?

  • Tener un mayor autocontrol y autoconfianza.
  • Desarrollar un patrón de pensamiento más reflexivo, asertivo y funcional.
  • Aprender a gestionar los conflictos contigo mismo y con los demás sin perder el control.
  • Deshacerte del sentimiento de culpa y recuperar el control de tu vida.



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