La necesidad de aprobación constante es algo que rige la vida de muchas personas. Se podría decir que es la inseguridad que hace que busquemos el consentimiento y la opinión de las personas de nuestro alrededor para cada cosa que hacemos. Esto puede tener diversas consecuencias negativas tanto psicológicas como sociales.
Por ello, te explicamos qué es la necesidad de aprobación, dónde está su origen, qué consecuencias tiene y qué podemos hacer para gestionarla de una manera adecuada y sin que nos desborde.
¿Qué es la necesidad de aprobación?
Como se ha mencionado, es la búsqueda del consentimiento y el beneplácito de los demás para las cosas que hacemos. Es decir, buscamos constantemente el visto bueno de las personas que son significativas para nosotros con el objetivo de no decepcionarles o de hacer siempre lo que estas personas consideran correcto, porque creemos que lo que nosotros hacemos está mal.
La base de esto podría ser la inseguridad personal que hunde sus raíces en un déficit de autoestima.
La autoestima se forma, en parte, a partir de las opiniones de los demás. Por este motivo, muchas veces necesitamos que nos digan que hacemos bien las cosas para sentirnos bien. Si buscamos de vez en cuando la aprobación de otros no hay problema.
Sin embargo, cuando la búsqueda de aprobación es constante puede llegar a hablarse de que existe dependencia emocional y puede tener consecuencias muy negativas para nuestra persona y nuestro entorno social.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor: Juan y Pedro son amigos desde que eran pequeños, pero Juan siempre se ha sentido superior a Pedro y así se lo ha hecho saber. Durante años le ha estado diciendo que no vale para nada y que todo lo que hace está mal.
En consecuencia, Pedro tiene una imagen negativa de sí mismo y es muy inseguro. Por ello, busca siempre la aprobación de los demás para sentirse mejor. Aun así, se siente mal siempre porque piensa que las cosas que hace están mal, además, cuando alguien le hace una crítica, aunque sea constructiva, se siente mal durante días y vive en un estado constante de ansiedad y miedo.
¿Dónde está su origen? Indicadores
La necesidad constante de aprobación es algo que se va formando con el paso del tiempo. No nacemos así, las opiniones de los demás hacia nuestra persona y la vida misma pueden hacer que tengamos esta necesidad constante de aprobación o no. Como hemos visto en el ejemplo, Pedro no nació así, la causa de esta inseguridad podría ser la relación vivida con Juan.
Para poder ponerle fin a esta conducta es importante que primero aprendas a identificar si tienes una necesidad constante de aprobación o no. Existen algunos indicadores:
- No ser asertivos, es decir, ser pasivos. No decir nunca que no. Anteponer las opiniones y derechos de los demás a los nuestros con el objetivo de no decepcionar a nadie, aunque esto suponga un perjuicio para nosotros.
- Cambiar de opinión para gustar a los demás y pasar desapercibidos. A pesar de tener una opinión fija sobre algo, cambiarla con la finalidad de caer bien o gustar a nuestros compañeros o familiares. Por ejemplo, en una reunión de vecinos se trata el tema de qué color de pintura se pondrá en el portal. A nosotros nos gusta el color verde, pero todos los vecinos quieren pintarlo de color azul. Como la mayoría lo quiere azul a la hora de la votación votamos el azul con el objetivo de caer bien a los demás y de no crear conflictos. Es importante realizar una puntualización; está bien cambiar de opinión y tenemos derecho a ello, pero siempre que haya un motivo de peso y no por el hecho de buscar la aprobación de los demás.
- Sentirnos mal cuando alguien nos dice que algo está mal. Todo el mundo hace cosas mal, es algo natural y normal. Además, debemos estar preparados para escuchar críticas sobre el trabajo que realizamos. Sin embargo, cuando alguien nos realiza una crítica sobre algo y nos sentimos tristes y angustiados, como si el mundo se nos cayese encima, será un signo de necesidad de aprobación.
¿Cuáles son las consecuencias de la necesidad de aprobación?
Las consecuencias psicológicas y sociales más comunes son las siguientes:
- Dejar de ser uno mismo para convertirnos en lo que otros desean. Cuando pedimos opinión a la gente de nuestro alrededor, aceptamos lo que nos dicen y lo llevamos a cabo, estamos dejando nuestros deseos de lado para convertirnos en lo que otros quieren que seamos. En definitiva, perdemos nuestra identidad.
- Sentimientos de tristeza constantes. Como hemos visto, la necesidad constante de aprobación está ligada a la inseguridad. Nos sentimos tristes y creemos que no somos capaces de hacer las cosas nosotros mismos. Creemos que todo lo que hacemos va a estar mal y por eso dependemos de la opinión de los demás para actuar. Además, cuando hacemos algo y nos dicen que está mal nos sentimos muy decepcionados y tristes y estos sentimientos nos desbordan. La tristeza se convierte en protagonista de nuestra vida.
- Ansiedad. Al buscar aprobación estamos constantemente alerta y esperando que el resto nos apruebe. La incertidumbre que se genera puede traducirse en ansiedad caracterizada por: pensamientos catastrofistas, aumento del pulso cardíaco, sudores, temblores, hormigueos en las extremidades, dolor de cabeza, pinchazos en el pecho, sensación de mareo, sensación de que falta el aire, etc.
- Miedo a hacerlo todo mal. Está ligado con la inseguridad. Tenemos miedo a cometer errores y a que el resto de personas nos critiquen. Esto también puede generar ansiedad.
¿Cómo gestionar la necesidad de aprobación?
Como hemos visto, la necesidad constante de aprobación puede tener diversas consecuencias negativas a nivel psicológico y social. Por ello, si has identificado que podrías tenerla te recomendamos que aprendas a gestionarla para que no interfiera en tu día a día. A continuación, te presentamos algunas pautas:
- Entrena la asertividad. Como vimos anteriormente, la asertividad es algo muy importante para neutralizar la búsqueda de la aprobación desmedida. Consiste en velar por nuestros derechos, pero también por los de otros. Tenemos que tener en cuenta que nuestros derechos son tan importantes como los de otras personas. No tenemos que hacer que las opiniones de otros prevalezcan sobre las nuestras. Tenemos derecho a opinar y a hacer lo que queramos siempre y cuando no violemos los derechos de otros. Para entrenar la asertividad existen algunas técnicas como: "disco rayado”, "banco de niebla” o "compromiso”.
- Entiende que equivocarse es normal y acepta la crítica. Tenemos que aceptar que no somos perfectos y que tenemos derecho a equivocarnos. Además, el resto de personas pueden criticar lo que hacemos. En muchas ocasiones, las críticas son constructivas y deberemos analizarlas y aceptarlas para enmendar nuestros errores. Eso sí, no permitas que te falten el respeto mediante críticas despectivas.
- Confía en ti mismo, acéptate y valórate. Acepta que eres una persona igual de válida y digna que el resto. Confía en tus habilidades y capacidades, desarrolla la seguridad en ti mismo. Probablemente tengas las habilidades necesarias para hacer las tareas que te generan inseguridad, pero no te lo crees y piensas que las habilidades de otros son más valiosas que las tuyas, desecha esta idea.
- Toma decisiones sin importarte el qué dirán. En muchas ocasiones las personas criticamos por criticar sin tener una base objetiva. Tenemos que estar preparados para recibir críticas, pero no podemos hacer que las críticas nos cohíban. Si estás actuando asertivamente no pienses en el qué dirán. Actúa libremente y ten en cuenta que la gente es libre de opinar y tienes que estar preparado para ello, pero no puedes hacer que te limite.
Conclusiones
En resumen, la búsqueda o necesidad de aprobación constante está ligada con la inseguridad y la dependencia emocional. Cuando hacemos que las opiniones del resto prevalezcan sobre las nuestras dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en lo que otros desean que seamos.
odo ello puede generar consecuencias psicológicas y sociales muy negativas. Por ello, es recomendable que aprendas a identificar y gestionar las situaciones en las que necesitas la validación de otros.