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Cómo introducir cambios en las rutinas de los niños con autismo


Los niños con autismo presentan mucha resistencia a los cambios. Hasta hace poco se consideraba que debían vivir sometidos a rigurosas y estrictas rutinas para mejorar su calidad de vida.

Poco a poco van cambiando los modelos de intervención y sobre todo, la realidad se impone. La vida es cambio y hay que saber cómo preparar al niño con autismo para estos cambios, de forma que sepa afrontarlos de forma natural.

La vida está llena de rutinas, levantarse, desayunar, cepillarse los dientes, salir de casa, ir al colegio, comer, merendar, cenar, bañarse, acostarse, etc,… pero a su vez también hay muchos cambios, ya sean previstos o imprevistos.

Te explicamos cómo introducir cambios en las rutinas de los niños con autismo.

Técnicas para introducir cambios en las rutinas de los niños con autismo

En general, al niño con autismo los cambios inesperados suelen resultarle molestos y causarle ansiedad ante situaciones inesperadas. La pérdida de la previsibilidad de lo que va a acontecer a continuación suele coincidir con una mala respuesta. La rotura de rutinas conocidas sumada a la inflexibilidad del niño genera respuestas negativas.

No debemos olvidar que el niño no se enfada para molestarnos, el niño tendrá rabietas siempre por un motivo, incluso para llamar nuestra atención o como sistema de chantaje. No hay que olvidar que por el hecho de que el niño tenga autismo deje de ser un niño y todos los niños tienen rabietas y el niño con autismo no es una excepción.

Un ejemplo:

Pedro todos los días va y viene a su casa en la ruta del colegio pero un día su padre va a buscarla al colegio porque tiene una cita médica.

Este incidente, a priori tan habitual, puede conducir a una gran rabieta. La cita en el médico de ese día en concreto exige ser muy puntuales, hecho que hará que además perdamos los nervios y salgamos del colegio tarde, y con una carga emocional negativa.

Esta problemática podemos extenderla a infinidad de situaciones. La ropa, los horarios de las comidas, la comida en sí, un viaje, salir a cenar, ir al supermercado, o cualquiera de las situaciones cotidianas que pueden variar de forma imprevisible. Necesitamos trabajar para que el niño entienda que los cambios son normales e incluso divertidos.

Los niños con autismo suelen tener pequeñas obsesiones o manías que, sumado a su inflexibilidad, pueden hacer que un pequeño cambio inesperado en la rutina nos lleve a una situación límite.
¿Cómo podemos preparar al niño para afrontar estos cambios?

Emplearemos dos técnicas básicas. Una es la anticipación de lo que va a suceder. La anticipación prepara al niño para una acción futura reduce la ansiedad que un cambio inesperado le pueda producir. La otra es introducir cambios progresivos en las rutinas. Estos cambios se pueden realizar de una forma gradual, introduciendo poco a poco nuevos cambios en la rutina, de forma que acabe recibiendo el cambio como una rutina más. Se trabaja la flexibilidad y la eliminación de las pequeñas obsesiones.

Anticipación y participación:

En función del niño y sus capacidades usaremos un sistema u otro de anticipación de acciones. Las agendas visuales nos serán de mucha ayuda.

Ante cada cambio que deseemos incluir en la rutina, prepararemos la agenda para avisar al niño de lo que va a suceder a continuación.

Podemos, por ejemplo, incluir una visita al supermercado no prevista. Anticipamos la acción y la apoyamos visual y verbalmente. Es importante a su vez el establecimiento de pequeños premios o reforzadores. Así podremos incentivar de forma positiva la acción del niño. Si el niño participa en la compra sentirá un mayor apego hacia la acción en sí y nos será más fácil introducir este nuevo elemento.

Llegados a este punto habremos realizado las siguientes acciones:

- Participación activa en la tarea y elección por parte del niño de algunos de los alimentos que hay que comprar. Podemos hacer que el niño escoja uno y nosotros otro.

- Comprensión por parte del niño de que la acción de la compra conlleva un pequeño cambio que esté asociado con una situación agradable. De ahí la importancia del refuerzo positivo en la aceptación del cambio.

- También el niño aceptará de mayor grado la anticipación de acciones que se salen de la rutina estricta.

En función de cada niño este tipo de ejercicios podrá costar muy poco, o tendremos que armarnos de paciencia. No hay dos niños iguales. A su vez, a mayor edad tenga el niño y más tiempo haya seguido una rutina, más nos va a costar introducir estos cambios.

Introducir este tipo de cambios graduales nos permitirá que en el largo plazo el niño sea mucho más flexible a la hora de un cambio imprevisto.

Trabajar en la flexibilidad es un punto importante y nos ayudará a que los cambios a los que el niño se va a enfrentar en su vida no le resulten tan traumáticos. Hay muchas situaciones que harán que las rutinas se rompan y preparar al niño para afrontar situaciones inesperadas le va a evitar estados de ansiedad.


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