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Niño con Asperger explica el calvario que tuvo que pasar en el colegio


Insultos, vejaciones, faltas de respeto... Todo esto es lo que tuvo que pasar Rubén, un niño con síndrome de Asperger durante su etapa escolar. Y, todo, porque le costaba relacionarse con los demás, no entendía chistes, bromas, dobles sentidos, ni frases con ironía. Tal fue la situación, que cuando llegó a Bachillerato, Rubén llegó a pensar en el suicidio.

Nada justifica ese denigrante comportamiento de unos niños hacia otros y, por eso hoy, desde Guiainfantil.com nos hacemos eco de su historia para que ningún Rubén más vuelva a pasar por esto y para que desde los colegios y desde las instituciones se tomen medidas al respecto y se apoyen este tipo de trastornos con mayor investigación e inversión.

La pesadilla de un niño con síndrome de Asperger en el colegio

Rubén fue un niño precioso, ¡qué va a decir una madre de su pequeño! ¿verdad? A medida que fue creciendo, su madre notó que no le hacía caso cuando le llamaba, que jugaba solo y con los mismos juguetes y ¡a su manera! Por ejemplo, con la rueda de los coches, ¡algo que para este niño era relajante y divertido! Su madre no comprendía por qué no quería jugar con los demás.

Llegó el momento de la etapa escolar y, entonces, comenzó su calvario y su pesadilla. "Al principio lo llevaba muy bien porque pasaba desapercibido, pero después apareció mi época infernal. Siendo un chico bastante sincero y después de haber aprendido en mi casa que las normas y reglas se tienen que respetar, no entendía por qué los demás niños no las cumplían. Y, claro, se lo decía al maestro, lo que me causó muchos problemas", comenta este niño con síndrome de Asperger.

Es doloroso imaginar lo que tuvo que pasar por la cabeza de Rubén cuando sus compañeros "jugaban con él a los peces", un juego que consistía en que Rubén tenía que abrir la boca y ellos le escupían dentro. O cuando le ponían la zancadilla si él les recordaba la norma de no correr por el pasillo, le tiraban pelotas de papel si contestaba a las preguntas del maestro, por no hablar, o de cuando se ganaba un "ticket de buceo" (le metían la cabeza en el baño y tiraban de la cadena si le contaba al profesor lo que habían hecho durante la ausencia de este). ¡Horroroso!

¿Y las chicas? ¡Ese es otro capítulo aparte! "Era muy frustrante porque no sabes expresar lo que sientes ni interpretar las señales de la chica para que la dejes en paz o, también, cuando realmente le gustas. ¡Era como estar ciego!", explica sonriendo.

Rubén aún recuerda la forma en que se "declaró" a María, una chica de su clase que le gustaba. "Mis compañeros me dijeron que le tocase las tetas, que eso siempre les molaba a ellas. ¿Os hacéis una idea de lo que ocurrió? La chica me pegó un tortazo y me quería denunciar. ¡Aquello era de locos! ¡Yo solo quería que fuera mi novia! ¡No entendía nada!", comenta apenado.

Rubén veía la vida completamente negra: sin amigos, sin novia, sin trabajo (tenía dos carreras, pero era incapaz de pasar una entrevista de trabajo personal). ¡Se sentía solo y sin rumbo! Solo cuando el psiquiatra le diagnosticó síndrome de Asperger, ¡Rubén vio la luz! "Me derivaron a la asociación de Asperger de mi ciudad (Almería) y comencé a entender muchas cosas. Vi gente con las mismas caras que yo!".

Los niños con síndrome de Asperger solo necesitan que les entendamos, apoyemos y les ayudemos a integrarse en la sociedad. Es verdad que les cuesta relacionarse o que pueden ser un poco torpes, pero tienen un gran corazón, son fieles y muy sinceros. ¡Miremos en su interior para descubrir todo esto!


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