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¿Cómo lidiar con personas controladoras?


Un jefe que necesita supervisar cada detalle del trabajo, una pareja que toma las decisiones por nosotros, una amistad que nos presiona para actuar según sus deseos… Las personas controladoras pueden estar presentes en muchos ámbitos de nuestra vida y lidiar con ellas suele resultar emocionalmente agotador. Si crees que en tu entorno existen personas con estas características, te mostramos cómo actuar para librarte de su influencia.

En primer lugar, es necesario saber que la necesidad de control es común a todos los individuos. Sin embargo, cuando esta interfiere en la libertad y el desempeño de otras personas, resulta patológica y perjudicial.

Realmente, tras una persona controladora se encuentra un ser humano inseguro. Pese a la fachada de aparente confianza y determinación, en realidad existe un gran miedo: el miedo al rechazo, a no ser necesarios, a perder el amor y la atención de otros.
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El control surge así como un mecanismo para dirigir a los demás y asegurarse su presencia y su afecto. Pero, ¿cómo gestionar las relaciones con este tipo de personas?
Identifica a las personas controladoras para lidiar con ellas

Uno de los principales problemas a la hora de lidiar con personas controladoras es la dificultad para identificar que lo son. Aunque pueda parecer sencillo, por lo general son hábiles socialmente, resultan atractivos y persuasivos. Las técnicas de control y manipulación pueden ser sutiles y estar disfrazadas de buenas intenciones.

Algunas de las características que puedes tener en cuenta son las siguientes:
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    No respetan las necesidades y los deseos de los demás, únicamente buscan satisfacer sus expectativas. Con este objetivo, parecen no lograr ver, escuchar o comprender al resto.
    Tienden a tomar el mando y a hacerse cargo de todas las decisiones y responsabilidades, aunque estas les superen.
    Son rígidos y tienen baja tolerancia a la frustración. Son incapaces de negociar o flexibilizar sus planes; si estos no se cumplen, experimentan un gran malestar y pueden reaccionar con ira.
    Adoptan actitudes paternalistas y pueden utilizar la manipulación emocional en sus relaciones. De este modo, hacen creer a la otra persona que ellos saben exactamente lo que necesita y, por ende, debe hacerles caso.
    Buscan generar una sensación de lealtad que lleve a la otra persona a tener que ceder a sus peticiones constantemente. Apelan al vínculo afectivo o a la culpa para dirigir la vida de los demás.
    Tratan de aislar socialmente a la otra parte, de modo que la única influencia que esa persona reciba sea la de ellos.

No te desgastes tratando de razonar

Si detectas que la otra persona está tratando de manipularte o coaccionarte, o está llevando su necesidad de control al extremo, quizás sientas la tentación de comunicárselo y hacerla entrar en razón. Sin embargo, estos bienintencionados intentos rara vez tienen efecto.

    La persona controladora no reconocerá lo que ocurre y no se mostrará abierta a escuchar tu punto de vista ni dispuesta a ponerlo en práctica.

Recuerda que para ellos el control es una necesidad; sienten que si lo pierden están en peligro. Por ello, no desean razonar, sino que te adaptes a lo que ellos requieren de ti. Encontrarán infinidad de excusas y argumentos para sostener su proceder y hacerte sentir fuera de lugar. Así, escoge bien tus batallas y no malgastes tu energía en un debate baldío.
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Sé asertivo

Es poco probable que logres hacer cambiar de parecer a la persona controladora; por ello, tu mejor herramienta será la asertividad. Es importante que tengas claro tu punto de vista, tus argumentos y tus decisiones y que te mantengas firme en ellos. No es necesario que te excuses o te justifiques, simplemente expón con respeto y claridad lo que piensas, sientes y quieres, y actúa en consecuencia.

Suelen ser personas muy insistentes, que perseverarán para hacerte cumplir sus deseos, e incluso se mostrarán molestas si no lo haces (especialmente si con anterioridad solías ceder a sus peticiones). Aun así, mantente en tu postura hasta que la dinámica de la relación cambie.
Establece límites

Las personas controladoras pueden no actuar del mismo modo en todas sus relaciones. Cuanto más cercanas e íntimas sean estas, más aumentará su necesidad de control. Por ello, puede ser necesario establecer límites y marcar distancias.
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Una misma persona puede comportarse de un modo muy diferente cuando pasa de considerarte tu compañero a considerarte tu amigo; por ello, reflexiona sobre qué parte de control deseas o puedes permitirte ceder.

En algunos casos, será necesario cortar la relación. No obstante, si esto no es posible, procura mantener un grado de cercanía o distancia emocional que te resulte cómodo.
Pareja teniendo una conversación seria
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Revisa lo que te une a las personas controladoras

Si te alejas de una persona controladora, es probable que esta deje de inmiscuirse en tus asuntos y de decirte qué hacer y cómo comportarte, simplemente porque ya no formará parte de tu vida. No obstante, es importante que revises cuáles han sido las condiciones que te han llevado a vincularte y a permanecer en una relación con alguien así.

La baja autoestima, la necesidad de complacer a los demás o el miedo al conflicto son algunas de ellas. Si detectas en ti estos patrones, asegúrate de trabajarlos para no volver a repetir esta dinámica con otra persona en el futuro. Y es que no basta con alejarse de alguien, es imprescindible cortar también con esas partes de uno mismo que llevaron a que esto sucediera.

En definitiva, mantener un vínculo estrecho con una persona controladora puede ser peligroso para la salud emocional y en ocasiones la mejor decisión es alejarse. Cuando esto no es posible (bien sea porque ese individuo forma parte de tu familia o de tu entorno laboral) es necesario mantener el temple, comprender lo que sucede y ser firmes. De este modo, evitaremos caer en conflictos constantes y, al detectar los intentos de control, podremos actuar con conciencia y conocimiento de lo que está ocurriendo.


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