Las discusiones y peleas, en sí, son situaciones poco agradables. Sin embargo, suelen presentarse en todos los ámbitos en los que tenemos que relacionarnos con los demás personas. Afortunadamente, podemos aprender a gestionarlas adecuadamente y convertirlas en una oportunidad para crecer y mejorar nuestras relaciones. Por eso, es fundamental que aprendamos algunas técnicas de resolución de conflictos eficaces.
En las últimas décadas, disciplinas como la psicología se han preocupado por desarrollar algunas de estas técnicas. En el artículo de hoy descubrirás cuáles son algunas de las que más se emplean. De esta manera, la próxima vez que te encuentres con una situación complicada, contarás con algunas técnicas de resolución de conflictos eficaces. Sin embargo, antes vamos a ver por qué son realmente necesarias estas técnicas. ¿Es realmente importante estudiarlas? ¿Podemos actuar según nuestro parecer en situaciones complicadas?
¿Por qué son necesarias las técnicas de resolución de conflictos?
Las discusiones son prácticamente inevitables en ámbitos como el laboral o el familiar. Cuando tenemos que convivir con otras personas, lo más normal es que nuestras ideas o preferencias se enfrenten en algún momento. Esto puede deberse a muchas causas. Por ejemplo, diferencias de opinión, estrés personal, juegos de poder o rencillas personales.
Si no gestionamos estos problemas adecuadamente, pueden escalar o cronificarse, provocando un conflicto que permanezca en el tiempo. Cuando esto sucede, nuestro estado emocional se ve lastrado. Recibimos una carga y la llevamos allá donde vamos… por mucho que intentemos tirar de orgullo y decir que no nos importa.
Así, por ejemplo, en el entorno del trabajo esto hará que el clima laboral empeore. Mientras que en el ámbito familiar, los conflictos generan mucha tensión; y si no emplean técnicas de resolución de conflictos, las discusiones pueden acabar con los vínculos familiares significativos.
Sin embargo, utilizando las técnicas adecuadas, lo que podría haber acabado siendo un desastre puede quedar en una simple anécdota. Conocer las mejores técnicas de resolución de conflictos, por lo tanto, te ayudará a mejorar tus relaciones con los demás. Además, te permitirá mejorar como mediador en los casos en los que las discusiones no tengan que ver contigo.
Hombre gritando a su equipo
Algunas técnicas de resolución de conflictos conocidas
Aunque existan muchas herramientas para gestionar las discusiones, sin duda algunas son más eficaces que otras. En este artículo vamos a estudiar las siguientes:
Evitación.
Acomodación.
Compromiso.
Colaboración.
Veamos cada una de ellas, junto a sus ventajas y desventajas:
1- Evitación
La evitación es una de las primeras técnicas de resolución de conflictos que más tendemos a utilizar, especialmente las personas introvertidas. Pero también es una de las menos eficaces en general. Consiste simplemente en retirarse de una situación en la que hay amenaza de discusión o ya se está dando. Sin embargo, hay veces en que los conflictos, al evitarlos, crecen en tamaño.
Por el contrario, podría ser útil cuando el conflicto puede resolverse por sí solo y las consecuencias del mismo no son graves. También será útil cuando la situación sea muy tensa y haya peligro de que exprese o de que el otro exprese ideas que en realidad no piensa.
La clave está en no dejar que se convierta en nuestra única estrategia, en utilizarla con inteligencia. Si la empleamos solamente cuando es más útil, la evitación puede convertirse en una estrategia útil.
2- Acomodación
La acomodación consiste en encontrar áreas de acuerdo entre las dos partes de un conflicto, intentando no perder una visión objetiva del panorama general. El conflicto o el enfrentamiento puede darse en un determinado campo, pero eso no significa que el desacuerdo sea completo. Sin embargo, esto que es tan fácil de ver desde fuera, cuando empieza el "combate” y le damos prioridad alta, conservar esta visión no es tan sencillo.
Además, reduciendo la intensidad y centrarnos en los puntos de unión, será más fácil encontrar una salida pactada. De hecho, se puede recuperar la armonía en el grupo, aunque la discusión subyacente no se resuelva del todo. De nuevo, la acomodación no debería ser tu única estrategia. Finalmente, podemos decir que es útil cuando es más importante mantener la cordialidad y buscar una base sobre la que se asiente un acuerdo.
3- Compromiso
La siguiente técnica de resolución de conflictos consiste en encontrar un punto medio entre las necesidades de las dos partes. Esta herramienta es especialmente útil cuando todos los involucrados en la discusión necesitan ganar.
Así, el conflicto pierde intensidad y se puede ganar tiempo para encontrar una solución más estable. Sin embargo, aunque ambos bandos ganan en cierta medida, ninguno de los dos consigue del todo lo que quiere. Por ello, es posible que sigan insatisfechos, incluso después de las negociaciones. No obstante, al menos, se podrá producir un acercamiento en las posiciones. Además, este tipo de pruebas nos permite ver cómo puede funcionar una solución en la realidad y no sólo sobre el papel.
Hombre estrechando la mano a otro para negociar
4- Colaboración
La colaboración es la técnica de resolución de conflictos más difícil de llevar a cabo, pero también es una de las más eficaces. Consiste en mediar en un desacuerdo hasta que las dos partes sean capaces de encontrar una solución. Esto puede requerir de mucho tiempo y recursos, pero es la única forma de llegar a una solución que dejará a las partes contentas con el resultado.
Por supuesto, existen muchas otras técnicas para resolver conflictos. Sin embargo, estas cuatro son algunas de las más utilizadas. Practícalas y aplícalas a distintas situaciones. Verás cómo tus discusiones disminuyen en frecuencia e intensidad.
5. Conciliación
En esta técnica de resolución de conflictos se recurre a un tercero para que éste proponga soluciones adecuadas al conflicto. Cabe destacar que las alternativas que éste ofrezca deben propuestas y no impuestas.
En este caso, el papel del conciliador es ofrecer ideas y guiar a las partes en conflicto para que puedan solventar la situación. Sin embrago, la última palabra la tienen las partes involucradas.
Se trata de una estrategia muy útil cuando las partes han llegado a un punto muerto. Incluso, resulta poderosa en la medida que se pueda contar con un tercero capacitado, con conocimientos y experiencias sobre el tema generador de conflicto; además, que sea imparcial y que sepa indagar, preguntar o entender ambos lados para proponer alternativas u opciones innovadoras.