Continuamos la serie de artículos sobre la autoestima abordando el tema sobre cuál es la relación entre la autoestima y la salud mental.
En los artículos anteriores hemos hablado sobre qué es la autoestima; qué tipos de autoestima existen; cuál es la relación entre la autoestima, el autorrefuerzo y la autoeficacia; y sobre la autoestima y las relaciones tóxicas.
Recordemos que la autoestima es un concepto que se refiere a la valoración, positiva o negativa, que una persona hace sobre sí misma. Como veremos, esta valoración está muy relacionada con tener o no una buena salud mental. Por ello, para explicar cómo se relaciona dividiremos la entrada en diferentes apartados.
Como vimos en el artículo sobre tipos de autoestima, Ross (2014) menciona que las personas con autoestima baja son las personas que no se respetan a sí mismas, pudiendo incluso llegar a despreciarse. Esto hace que tengan más estima por las demás personas que por su propia persona. Asimismo, también relaciona la autoestima baja con apatía, no tener ganas de vivir y cuidarse poco a uno mismo.
Teniendo en cuenta lo anterior, podríamos decir que la autoestima baja se relaciona con la depresión y otros problemas del estado del ánimo. Es más, en el manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM-5; APA, 2013), se establece que en la distimia o en el trastorno depresivo persistente se puede producir baja autoestima junto con problemas de apetito, problemas del sueño, poca energía, falta de concentración y sentimientos de desesperanza.
Otros autores como Montt y Ulloa (1996) relacionan la baja autoestima con timidez y ansiedad social o fobia social. En este trastorno se produce una ansiedad o miedo intenso cuando una persona puede estar expuesta al posible examen o juicio de otras personas. Esto hace que tengan miedo a actuar delante de otras personas y que eviten diferentes tipos de situaciones sociales.
Asimismo, hay otros estudios que relacionan la baja autoestima con otros problemas de salud como la obesidad. A menor autoestima mayor IMC (índice de masa corporal) (Aguilar-Ye et al., 2002).
Garaigordobil, Pérez y Mozaz (2008; citado en León 2009) relacionan la baja autoestima con: depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, psicoticismo, ideación paranoica, somatización, sensibilidad interpersonal y trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Esta es la autoestima más saludable y está relacionada, según Ross (2014) con las personas que se respetan a sí mismas, que se adaptan a los cambios, que tienen inquietudes y ganas de superarse, que están satisfechas con su trabajo, etc.
Por lo que podríamos concluir que las personas con una autoestima alta, fuerte o positiva son aquellas que tienen una buena salud mental. Además, también son personas que buscan ayuda psicológica con el objetivo de desarrollarse a nivel personal o cuando detectan algún problema.
Por ejemplo, una persona con una correcta autoestima puede estresarse, pero cuenta con las herramientas necesarias para poder gestionar ese estrés y, si no las tiene a su disposición, la busca a través de terapia u otros medios.
Como hemos comentado, también se relaciona con la psicología positiva, es decir, con aquellas personas que hacen terapia con el objetivo de identificar sus aspectos positivos para poder desarrollarlos. Entre otras cosas, son personas que trabajan sus virtudes y fortalezas, el optimismo, la resiliencia, etc.
Como vimos en otro artículo, las personas que tienen la autoestima demasiado alta son las que se respetan a sí mismas despreciando o pasando por encima de los demás. Esto, entre otras cosas, causa problemas sociales.
Lo anterior, en muchos casos, está relacionado con problemas de personalidad como el trastorno de personalidad narcisista. Este trastorno se caracteriza por la presencia de patrones de grandeza, necesidad de tener la admiración de los demás, falta de empatía respecto al resto de personas, etc. También son personas que presentan prepotencia, que piensan que son especiales y únicas, que piensan que tienen que tener privilegios, que se aprovecha de los demás para conseguir sus propios objetivos, que envidia a otros y que exterioriza conductas arrogantes o de superioridad (APA, 2013).
Asimismo, en el manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM-5; APA, 2013) podemos ver que la autoestima demasiado alta también se relaciona con los episodios maníacos que se producen en el trastorno bipolar. En estos episodios maníacos, se pueden producir sentimientos de grandeza o autoestima demasiado alta.
Como hemos mencionado, tener este tipo de autoestima también puede producir problemas psicosociales. Al ser personas agresivas que solo piensan en sí mismas porque carecen de empatía, las personas de alrededor suelen alejarse para protegerse. Lo que puede hacer que las personas que sufren de exceso de autoestima lleguen a sufrir aislamiento.
A modo de conclusión podríamos decir que existe una estrecha relación entre la autoestima y la salud mental, ya que una buena autoestima se relaciona también con una buena salud mental, la autoestima baja se relaciona con trastornos depresivos y la autoestima demasiado alta con el narcisismo y otros problemas de personalidad.
Debemos tener en cuenta que también hay personas que consideran que la autoestima es un indicador de la salud mental que tienen las personas (Watson, 1998 citado en León, 2008). A mejor autoestima mejor salud mental.
Por todo ello, es conveniente evaluar la autoestima de cada persona para poder establecer qué podemos hacer para aumentarla.
A continuación, te dejamos una tabla a modo de resumen: