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Afrontar los miedos más comunes al emigrar


En un mundo tan globalizado, la migración es un fenómeno cotidiano. A veces puede entenderse como unas vacaciones prologadas, siendo la realidad muy diferente para aquellos que viajan a otro país para ganarse la vida. Por otro lado, para quienes están en el lugar de acogida, conocer los miedos más comunes al emigrar es una buena forma de empatizar.

No es mudarse, no es hacer un viaje. Muchas veces, migrar está movido por una necesidad urgente (como la pobreza o la guerra) y no por el deseo de cambiar de país. En otras ocasiones, las personas llegan solas, aprovechando una oportunidad, y se encuentran con una cultura a la que adaptarse sin ayuda.

Por eso, para favorecer el entendimiento entre migrantes y residentes, aquí tienes algunos de los miedos más comunes que asaltan a las personas que cambian de país. No te lo pierdas, pues el día de mañana podrían ser tus miedos y nunca está de más familiarizarse con ello.
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Mujer pensando en un aeropuerto
¿Cuáles son los miedos más comunes al emigrar?

Tomar la decisión, sacar un billete de ida, pero no de vuelta, resolver toneladas de papeleo, encontrar casa y trabajo en el nuevo país… Esta vorágine de preparativos puede generar una tensión realmente grande: la incertidumbre se magnifica, y las certezas aparecen distorsionadas. ¿Y si todo sale mal? Vamos a desgranar la idea en los siguientes apartados.
1. Miedo a la soledad no deseada

Quizás este es el miedo más universal de los emigrantes. Dejar atrás a los seres queridos y enfrentar la etapa de adaptación en soledad es natural que asuste. Además, para las personas introvertidas, lo que antes era disfrutar la soledad ahora es una imposición.
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2. Miedo a no haber tomado la decisión correcta

¿Y, si después de todo el esfuerzo, tiempo y dinero invertidos, se fracasa? Este es un miedo de lo más común, y tiene sentido: quedarse en la estacada en un país ajeno es un problema grave.

Para algunos, de hecho, volver a su lugar de origen sería como una derrota, una demostración de que no son capaces de superar las pruebas que nos pone la vida.
3. Miedo al choque cultural

Cuando se emigra a un lugar culturalmente alejado de lo que se conoce, es normal sentir que la adaptación será complicada. Aunque se hayan estudiado estas normas de convivencia previamente, siempre surgirá alguna diferencia nueva, y es posible que se aprenda cometiendo un error.
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4. Miedo a la violencia

Para muchas personas que se ven forzadas a emigrar, la violencia vinculada con el racismo es una realidad. Desde comentarios despectivos hasta agresiones físicas, y pasando por falta de oportunidades, los migrantes se enfrentan a un entorno hostil hasta que se adaptan.

Así, incluso cuando se desenvuelven adecuadamente en su entorno, tienen que vivir dentro de una sociedad que les rechaza.

    Las personas que emigran en situaciones extremas tienen un alto riesgo de que su estrés se convierta en el síndrome de Ulises, que incluye síntomas depresivos, de ansiedad y de somatización del estrés.

¿Cómo superar estos miedos?

Son muchas las personas que han encontrado la felicidad y la prosperidad al emigrar. En ocasiones, los miedos se disipan solos a medida que el migrante se adapta a su nuevo entorno, pero nunca está de más añadir algunas medidas extra:
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    Busca otras personas migrantes que puedan ayudarte con el proceso de adaptación.
    Acude a las instituciones de ayuda a la inmigración para apuntarte a programas de integración (cursos de idiomas, ayuda con la documentación, etcétera).
    Si tienes la posibilidad, realiza un seguimiento con un profesional de la psicología. Las sesiones pueden ser online si eliges a alguien de tu lugar de origen.
    Muestra siempre respeto y simpatía (salvo hacia aquellos que te agredan, claro está). Siempre hay buenas personas allá donde vayas y te acogerán con gusto.

Y, por supuesto, la acción para superar los miedos más comunes al emigrar no recae solo en quien cambia de país. Los residentes tienen la obligación moral de hacer que esas personas se sientan a gusto y se integren de la mejor manera posible. Por tanto:

    Revisa y deconstruye tu pensamiento: a todos nos educan en valores que cierran nuestra mente. Deshazte del racismo y de todos tus prejuicios.
    Si conoces a un migrante, documéntate sobre su cultura para prever cuándo podrían producirse choques entre la suya y la tuya.
    Ofrécete a guiarle con aquellos asuntos que se le estén atragantando, como un papeleo concreto.
    Crea un entorno seguro para todas las personas que te rodean. No toleres ni participes en la discriminación ni la violencia.

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Mujer pensando sentada en la ventana
Emigrar es enriquecedor y aterrador

Extrañar a la familia, hablar en otra lengua, enfrentarte a nuevas malas personas, e incluso aprender a moverte por un lugar físico constituyen pruebas duras, sobre todo porque hay que superarlas todas al mismo tiempo.

Sin embargo, no pierdas la esperanza. Este viaje te cambiará, abrirá tu mente y aumentará tu sabiduría. No todo el mundo podría decir lo mismo.


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