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Llorar con una canción: notas que llegan al alma


Todos hemos sentido esa sensación de que una canción nos remueve por dentro. La música ha sido una de las creaciones humanas más bellas y que más emociones transmiten. Desde la época barroca se sabe que las claves mayores y los tiempos rápidos causan alegría; al mismo tiempo que las claves menores y los tiempos lentos producen tristeza; o que las notas disonantes inducen ansiedad y miedo. ¿Sueles llorar con una canción en particular? Si es así, eres especial: sus notas te rozan el alma.

El impacto emocional de la música es complejo. Las emociones musicales son causadas por las modulaciones de las claves, el ritmo, la armonía y la melodía. Pero también por el contexto social, cultural y artístico.

Psicología de la música

El psicólogo sueco-estadounidense Carl Seashore publicó un libro que es un clásico de la psicología Psychology of Music y afirmó que "la música es esencialmente un juego de un sentimiento sobre un sentimiento”. En él se menciona que la música es capaz de evocar emociones del pasado a la vez que también provoca nuevas experiencias emocionales.

Emociones en espejo

Para entender el concepto de las emociones en espejo debemos pararnos a reflexionar. En la vida cotidiana podemos sentir tristeza o ansiedad cuando perdemos algo importante para nosotros o sentimos miedo de algo, respectivamente. Para la música este estímulo puede estar ausente. En esto consisten las emociones en espejo: son emociones que surgen sin estímulo emocional. Las canciones pueden prescindir de la idea de la pérdida o del peligro para hacernos experimentar de forma intensa emociones relacionadas con la tristeza o la ansiedad.

Podemos llorar con un solo de piano y sentir un subidón con un concierto de tecno. Para llorar con una canción o sentir la felicidad que calienta nuestros corazones es suficiente una melodía. Aunque, reconozcámoslo: la letra que la acompaña siempre es una buena amiga.

Los seres humanos somos capaces de atribuir valor estético a emociones musicales muy diversas, como la tristeza, el agobio o el miedo. Son emociones que, además, intentamos evitarlas en la vida cotidiana y nos aferramos a ellas en formato canción más de una vez.

¿Cuántas veces has escuchado " la canción de llorar”  en bucle cuando estabas triste? Esto es, simplemente, extraordinario. El gozo y la recreación en las emociones negativas es una característica que forma parte natural del arte.

¿Por qué nuestro cerebro nos hace llorar con una canción?

La neuroestética fue una disciplina que planteó Zeki a medio camino entre la neurociencia y las artes. Es aquí donde encuadraremos algunas pinceladas de las bases neurológicas de las emociones musicales. Diversos estudios han mencionado que el hipocampo es una estructura clave en las emociones musicales. Desde hace algún tiempo se sabe que el hipocampo es el artesano de la memoria emocional y que su activación varía según se producen intervalos de música disonante e inquietante.

También se ha visto que el cerebro responde ante la música agradable con un incremento de ondas theta y una disminución de ondas alfa. Desde hace tiempo sabemos que las ondas alfa están relacionadas con estados de relajación o calma. También aparecen cuando nos sentimos muy gratificados por algo, como nuestra canción favorita. Las ondas theta son clave en los procesos de memoria y se asocian íntimamente a los procesos de meditación.

    "La musica es un arte diferente a todas las demás porque no expresa ninguna particular alegría, tristeza, angustia, deleite o sensación de paz, sino cada una de esas emociones en sí mismas, en su esencia, sin accesorios ni motivos”.
    –Schopenhauer-

Las emociones musicales desagradables activan mucho determinadas zonas del cerebro, en concreto las regiones derechas frontopolares y paralímbicas. Además, el sistema límbico es el director de orquesta de las emociones. Para entenderlo: cuando escuchamos una canción y sentimos miedo, alegría, enfado o tristeza, este es uno de los sistemas que nos permiten experimentarlas.

Los hemisferios cerebrales también juegan un papel importante. El hemisferio derecho es seducido por la melodía, el ritmo y el tono de las canciones que escuchamos; mientras que el hemisferio izquierdo participa en los significados que atribuimos a la música, especialmente en los agradables. Las emociones negativas activan más el hemisferio izquierdo.

El significado emocional de las canciones depende también de una zona muy "nueva” en términos evolutivos; una zona que es conocida como la neocorteza. Esto es así porque la neocorteza está implicada en nuestra capacidad para con el lenguaje humano y el pensamiento consciente.

Es tal el efecto producido por la música que se han desarrollado intervenciones psicológicas basadas en ella. La musicoterapia es una modalidad terapéutica que podría ser útil en trastornos como el TDAH, las demencias, el Párkinson o la epilepsia. El universo de posibilidades que nos abre la música es prácticamente infinito.



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