cuando la tristeza irrumpe en nuestras vidas genera un malestar que intentamos eliminar a toda costa, pero la tristeza también conforma un mensaje útil para nuestro equilibro psíquico.
Imaginemos que estamos al volante de nuestro vehículo y se enciende una luz roja en el cuadro de mandos que nos informa que nos estamos quedando sin combustible. Gracias a esta información pararemos en la primera gasolinera y repostaremos. Las emociones, de igual manera, son señales informativas que dirigen nuestra conducta en las situaciones que vivimos. Nos ayudan a tomar decisiones y a adaptarnos a la realidad ya sea esta positiva o negativa.
La tristeza es la emoción que activa el proceso psicológico que nos permite superar pérdidas, desilusiones o fracasos. Nos permite establecer distancia con las situaciones dolorosas para impulsar la interiorización y cicatrización del dolor generado por ellas. Así mismo, el sentir tristeza, nos ayuda a empatizar con la tristeza de los otros y así crear redes de apoyo y consuelo.
La tristeza se manifiesta de múltiples formas y en diferentes niveles:
Cuando nos sentimos tristes nos replegamos sobre nosotros mismos, nos aislamos para iniciar el proceso de gestión de la emoción, este comienza con la generación de pensamientos alternativos sobre la situación traumática que nos ayudan a encajarla en nuestra vida e historia personal. Acto seguido se produce una reorganización de las conductas que emitimos para adaptarnos a la nueva realidad que nos toca vivir con nuestras pérdidas, desilusiones o fracasos.
Por tanto la tristeza es una emoción útil aunque dolorosa puesto que es el punto de arranque del proceso de aceptación de una realidad que nos daña.
Para poder gestionar esta emoción, es fundamental identificar la presencia de la misma, ser conscientes de ella, del cansancio y de la apatía que la acompaña.
Aceptarla, la tristeza no es signo de debilidad, debemos permitirnos estar tristes, contrariamente a lo que nos dicta la sociedad de control emocional.
Buscar soluciones, si es algo sobre lo que podemos actuar debemos orientarnos a la acción para eliminar la situación que nos genera la tristeza, por ejemplo si estás triste por una discusión con alguien puedes hablar con la persona para resolver el malentendido. Si la la tristeza es fruto de una situación que no tiene solución, por ejemplo la muerte de un ser querido; busca consuelo en aquellas personas de tu entorno que sepan escucharte y comprenderte. El expresar las emociones ayuda a superarlas. Intenta mantener tus actividades diarias en la medida de lo posible, e incrementa las actividades agradables, te ayudará a equilibrar tu tono emocional.
Practicar ejercicios de relajación cuando tu mente se quede anclada en la tristeza también te ayudara puesto que te permitirá redirigir tu atención evitando así "darle vueltas a la cabeza".