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Qué hacer cuando alguien te está agotando emocionalmente


¿Alguna vez has experimentado cansancio, mal humor y frustración después de estar con alguien? En efecto, hay personas que por su personalidad y actitud terminan por drenarnos toda la energía y dejándonos bajo mínimos en reservas emocionales. Todos hemos experimentado esta incómoda sensación capaz de variar por completo nuestro estado de ánimo.

El científico Matthew Lieberman, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de California, nos indica algo interesante al respecto. Las personas estamos "programadas” para la conexión social y emocional. Sin embargo, cuando esta interacción falla, es dolorosa o deficiente, el cerebro se resiente.

El auténtico bienestar se consolida cuando nuestra relación con los demás se define por la armonía emocional. Nada resulta tan gratificante como sentir esa sintonía tan íntima con un buen amigo y ver que el tiempo se nos pasa en un suspiro. Sin embargo, cuando compartimos unas horas con una figura estresante, el cableado neurológico sufre y se sobrecarga.

No solo quedamos contagiados por la carga emocional de esa persona estresante y demandante. Nuestros recursos cognitivos (atención, memoria, reflexión) también se resienten. Es como experimentar un pequeño colapso interno. Ahora bien, lo más complejo de estas realidades tan conocidas es que, a veces, quien nos agota es alguien a quien apreciamos y queremos… ¿Qué hacer en estos casos?

    Hay relaciones que erosionan nuestro bienestar psicológico con su conducta y personalidad. Cuanto más cercano e íntimo es ese vínculo más nos cuesta actuar.

Cuando alguien te está agotando emocionalmente, actúa

Todos podemos ser emocionalmente agotadores en algún momento. Esto es algo que vale la pena reseñar. Hay días o ciertas épocas en las que, por diversas circunstancias, uno exige más del resto: mayor atención, mayor apoyo, que se nos escuche, etc. El estrés o la ansiedad pueden volvernos más demandantes y no darnos cuenta de ello.

Sin embargo, hay quien agota cada día y en cada momento por su actitud y personalidad. Hablar en exceso, hasta convertir cada encuentro en un monólogo, vivir de la queja o ser especialmente negativo son ejemplos de esa conducta que desgasta y carcome a cualquiera. Asimismo, desde la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt destacan un aspecto decisivo que deberíamos considerar.

Una parte de nuestro trabajo emocional para lograr bienestar psicológico implica cuidar de la calidad de nuestros vínculos sociales. Porque, aunque nos sorprenda, también existe un burnout relacional, definido como sentirnos "quemados” por nuestra interacción con figuras cercanas. Esas que son altamente estresantes, demandantes y agotadoras por su carácter…

¿Qué hacer en estas circunstancias? Lo analizamos.



    Esas figuras a las que solemos denominar "vampiros energéticos” suelen ser personas con trastornos emocionales y de personalidad.

1. Quien te agota emocionalmente puede evidenciar algún problema de salud mental

Muchos de los que hacen un drama de una mota de polvo pueden estar sufriendo algún trastorno de ansiedad. Asimismo, quienes ven el vaso medio vacío y solo aprecian catástrofes en el horizonte pueden estar lidiando con una depresión no diagnosticada. Antes de poner distancia y dejar ir, intentemos ser cercanos y dar amarre a quien, posiblemente, está sufriendo.

Por ello, si una figura cercana te está agotando emocionalmente, valora si podría estar necesitando apoyo psicológico. Proponle esa opción, bríndale esa oportunidad siendo su apoyo. Al fin y al cabo, muchos de nosotros podríamos vernos en esa misma situación.
2. Ofrece alternativas e ínstalos hacia la responsabilidad emocional

Las personas que nos consumen la energía y el ánimo se caracterizan por ser figuras de alta demanda. Esperan que seamos sus confidentes 24/7. Quieren que seamos su aval, que actuemos como sus salvadores y solucionadores de problemas. Desean también que les digamos qué hacer y qué decidir, que seamos ese volquete sobre el que desahogar toda frustración y malestar.

Nuestra responsabilidad no es la de resolver problemas de otros. Un consejo valioso que les podemos ofrecer es que aprendan a responsabilizarse de sí mismos. Hacerlo les conferirá valías y mejorará su autoimagen.

Podemos decirles frases como: "eres una persona inteligente, demuéstrate a ti mismo que sabes resolver esto”. Si logramos empoderarlos para que se sientan capaces de ser autosuficientes, lograremos un gran avance.
3. Protege tu autoestima y defiende tus límites

No pasa nada si hoy le dices a ese amigo que no te apetece quedar. No se caerá el mundo si dejas claro a un familiar que no estás dispuesto a realizar ciertas tareas. Poner límites es un acto de autoprotección y también un mecanismo de información interpersonal. Expones con claridad cuáles son tus expectativas sobre lo que puedes tolerar y lo qué no.

Hacerlo facilita las relaciones y si alguien no lo respeta, es evidente que ese vínculo no es saludable. Ten en cuenta que un pilar clave para preservar tu autoestima en buen estado es rodearte de personas que te respetan.

    Si deseas dejar de ser abatido emocionalmente por los demás, deja de tolerar el mal comportamiento de quien te rodea.

4. Crea espacios seguros, tanto en tu mente como en el exterior

Todos necesitamos espacios seguros donde habitar. Esos refugios deben ser tanto mentales como físicos. ¿Qué significa esto? Implica que debemos desarrollar estrategias psicológicas para no quedar impregnados por el estrés y la negatividad ajena. De este modo, si alguien te está agotando emocionalmente, debes alzar barricadas mentales para que esa presencia no te afecte tanto.

Desarrollar la ecpatía (mecanismo para evitar los contagios emocionales) puede serte sin duda de gran utilidad. Por otro lado, en tu supervivencia cotidiana, también te serán valiosos los refugios físicos. Tener tiempo para ti mismo en soledad o practicar tus aficiones te permitirá recargar energías emocionales.

5. Busca personas que te inspiren

Eres responsable de llenar el espacio que te rodea con personas que te inspiren y no que te agoten. En caso de no alzar muros de protección seguirás tambaleándote debido al agotamiento emocional. Tienes derecho a prosperar, a ser feliz, porque tu misión en la vida no es la de solucionar los problemas de los demás. Tampoco ser siempre quien escucha y no ser jamás escuchado.

Insta a que, quien lo necesite, solicite ayuda especializada si es que sufre. Reclama que quien no sepa vivir sin usarte a ti como felpudo y comodín, logre responsabilizarse de sí mismo. Y pon distancia de todo aquel que, lejos de desear un cambio que le beneficie, se empecina en seguir consumiendo tu tiempo, tu buena voluntad y salud mental. No vale la pena.




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