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¿Cómo percibimos el tiempo en función de nuestras emociones?



Esto se nota especialmente en la infancia (cuando todo es nuevo y todo está por descubrir); en cambio, cuando somos más mayores, quizás no hay tantos momentos memorables (en el sentido de "novedad”), pero estos siguen marcando nuestra percepción del tiempo.

Las emociones y el estado de ánimo influyen en la percepción del tiempo

No solo influyen la edad o los momentos memorables en cómo percibimos el tiempo. Esto también varía en función de los siguientes parámetros:

    Las emociones.
    El estado de ánimo.

Pero antes de ver cómo estos elementos nos impactan, conozcamos cuál es la percepción del tiempo si estamos en un estado natural (y feliz).
¿Cómo percibimos el tiempo en un estado natural?

En los momentos buenos, en los que fluimos con la vida, el presente se nos hace lento, pero agradable. Los días nos cunden porque hacemos muchas cosas, pero los vivimos de forma lenta (porque fluimos dentro del tiempo).

Así, si sentimos que estamos conectados con el momento actual (y a la vez, relajados), es más probable que percibamos que el tiempo pasa muy lento.
El tiempo cuando estamos felices

Si no solo estamos en un estado "natural” o de flow, sino que además estamos disfrutando, siendo felices y pasándolo realmente bien, entonces el tiempo nos pasa volando. Y es que no nos paramos a pensar, tan solo vivimos. Por eso tenemos la sensación de que el tiempo pasa volando, porque estamos disfrutando.

En cambio, cuando estamos mal (o ante otras emociones), la percepción del tiempo cambia. ¿De qué manera?

Miedo y ansiedad y la percepción del tiempo

Cuando estamos asustados y tenemos miedo, todo se nos hace largo; es decir, tenemos una percepción dilatada del tiempo. Este pasa lento para nosotros, porque estamos asustados y nos quedamos "enganchados” en ese miedo, contando los minutos y las horas para que pase ese estado de malestar (y al fijar la atención en el tiempo, este pasa más lento para nosotros).

En cambio, cuando estamos excitados, con ansiedad o estresados, sentimos que el tiempo pasa más rápido, porque "tenemos muchas cosas que hacer y poco tiempo” (o al menos así lo sentimos).
Aburrimiento y tristeza: el tiempo pasa lento

Pero, ¿qué ocurre cuando la emoción es otra? Por ejemplo, cuando estamos tristes o aburridos. Según el psicólogo Luis Muinho, la percepción del paso del tiempo nos puede servir para saber si una persona está en un estado depresivo (o sub-depresivo).

En estos casos, cuando estamos en un estado depresivo, triste (o aburrido), ocurre algo curioso: el tiempo transcurre muy lento cuando lo vivimos, pero muy rápido cuando lo rememoramos. Así, percibimos que varios meses han pasado volando, aunque mientras los vivíamos, pasaban de forma exageradamente lenta.

    Cuando nos aburrimos, estamos en un estado intenso de hastío, tristes o deprimidos, el tiempo nos pasa lento, pero después lo recordamos como si hubiera pasado muy rápido.

La percepción del tiempo: un buen indicador de nuestro estado emocional

La percepción del tiempo es un buen termómetro emocional que nos indica cómo estamos. Si esta percepción se altera, nuestras emociones también están alteradas. Por ello, puede ser un buen indicador en psicoterapia, por ejemplo, o en un proceso de autoconocimiento.

Si quieres saber cómo estás, pregúntate: ¿estoy en un ritmo forzado? ¿Haría las cosas más lentas? Si aprendemos a identificar nuestro propio ritmo o percepción del tiempo, podremos saber cuándo nuestras emociones están un poco alteradas.

    "Lo que marca nuestra salud mental es nuestra relación con el tiempo”.

    -Luis Muinho-
¿Cómo vivir el paso del tiempo de forma saludable?

Cada uno tiene su propio ritmo, su propio reloj interno y sus circunstancias que influyen en si percibe el tiempo rápido o lento. Así, esta percepción del tiempo va cambiando (también a medida que crecemos), y es algo natural.

Sin embargo, aprender a vivir en el momento presente y saborear el tiempo sin querer que corra demasiado o que se detenga, es bueno para nuestra salud mental.
La ansiedad es un exceso de futuro y la depresión, un exceso de pasado

En psicología se dice que la ansiedad es un exceso de futuro y la depresión es un exceso de pasado. Y que la salud mental es "tener la suficiente cantidad de presente”.

Por ello, te recomendamos no anticiparte demasiado en el mañana porque podrías sufrir ansiedad y tampoco te quedes instalado en un pasado que ya no existe (porque si la situación se intensifica, podrías entrar en un estado depresivo). Además, recuerda que la memoria modifica nuestros recuerdos y los idealiza.

    "¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida”.

    -Benjamin Franklin-

No luches contra el paso del tiempo, aprende a fluir con él

En definitiva, si quieres vivir realmente en plenitud, y de forma serena, lo mejor es que no intentes luchar contra el paso del tiempo. El tiempo pasa igual, queramos o no (y por suerte, porque nos indica que estamos vivos); así que no te obsesiones en si pasa lento o rápido para ti, tan solo, saboréalo.

Fluye con el tiempo y alíate con él; esta es la única manera de vivir plenamente y con serenidad. En otras palabras:

    "No cuentes los días, haz que los días cuenten”.

    -Muhammad Ali-



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