¿Cómo respondemos cuando sentimos insatisfacción en las relaciones? Normalmente se opta por terminar una relación insatisfactoria. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿cómo cortar con esa persona?
Es más, ¿hay alternativas que no sean la ruptura? Hay gente que toma otros caminos. Si te ha picado la curiosidad, en este artículo hablaremos de cómo solemos manejar la insatisfacción. No te lo pierdas.
Las dos formas de terminar una relación
Pueden ser relaciones laborales, familiares, incluso con un pasatiempo; no es necesario que sea una relación de larga duración. En este artículo se hablará de relaciones de pareja en referencia al estudio de Rusbult y Zembrot en 1983. En él, estos dos autores preguntaron a los sujetos sobre sus estrategias de afrontamiento cuando se encontraron en una relación que no funcionaba. A pesar de que puede parecer que hay muchas formas de actuar, los datos señalaron dos direcciones muy marcadas:
- Terminar la relación: esta forma de actuar destruye la relación. Suele conllevar un duelo de comienzo más brusco, especialmente si se hace de repente y sin que existieran señales que lo anunciaran.
- Negligencia: esta estrategia es igualmente destructiva para la relación, pero tiene un estilo pasivo. Se trata de dejar morir la relación, dejar de cuidarla hasta que termina por sí sola.
Seguro que reconoces las dos estrategias si echas un vistazo a tus relaciones pasadas. Elegir una u otra depende de muchas variables, algunas más estables, como puede ser el temperamento, pero también otras más circunstanciales, como puede ser la época del año.
Estrategias para recuperar la satisfacción en la pareja
Sin embargo, no todo el mundo opta por terminar una relación que produce infelicidad. Rusbult y Zembrot también encontraron respuestas para mantener la relación y recuperar la felicidad en la misma:
- Reacción expresiva: se toman medidas para arreglar los problemas y situaciones que causan la pérdida de la satisfacción.
- Lealtad: si la reacción expresiva es de carácter activo, esta es la cara pasiva de la moneda. En ella se ignoran los problemas y se espera que se resuelvan por sí solos. La diferencia con la negligencia es que aquí no se quiere terminar la relación, lo que supone una diferencia en las actitudes y los pensamientos a lo largo de todo el proceso.
Pero, ¿por qué no terminar una relación insatisfactoria?
Este es un debate amplio y desarrollado a lo largo de los años. Cuando se trata de una relación de pareja pueden jugar factores emocionales como el apego o en una laboral, la necesidad de un sueldo. Estas son las respuestas más comunes que han encontrado los estudios:
- La esperanza de que mejore.
- Compromiso de la pareja para arreglar la relación.
- Vergüenza ante el "qué dirán”.
- Presiones religiosas, sociales o económicas.
- No se anticipa una alternativa mejor a la relación presente.
La respuesta a la insatisfacción según el estilo de apego
Como ves, son muchas las razones que pueden jugar en contra de terminar una relación, sea del tipo que sea. Estas situaciones de descontento, según el estilo de apego que tengamos, pueden llevarse de una forma u otra.
De acuerdo con Hazan y Shaver, las personas con estilos de apego ambivalente suelen reaccionar con ansiedad ante la previsión de que la relación termine. En estos casos, la persona suele volver a la relación porque tiene dudas acerca de la estabilidad del amor.
En cambio, en el estudio que llevaron a cabo Feeney y Kirkpatrick se comparó a mujeres -evaluadas con diferentes tipos de apego- que tenían que resolver tareas estresantes. Los resultados mostraron que solo aquellas con apego seguro reducían su ansiedad en presencia de la pareja.
¿Dónde está el límite?
Es curioso cómo muchas veces las personas se aferran a relaciones que no les hacen felices en ningún ámbito. Sin embargo, esto abre un debate: ¿dónde está el punto de inflexión? ¿Es mejor terminar una relación en cuanto no nos satisface o hay que intentar arreglarla?
A lo largo de los tiempos las tendencias han ido cambiando, pero en la época actual existe una ventaja: por lo general, se puede elegir si permanecer en una relación o no. Hace un par de generaciones eso era impensable, especialmente para las mujeres, lo que nos da el poder de elegir las bases sobre las que queremos asentar nuestro equilibrio.