En apenas un siglo, los divorcios se han convertido en un fenómeno social casi tan normalizado como las bodas. No obstante, en la actualidad nos preguntamos por qué se producen tantos divorcios en sociedades donde los recursos para mejorar la comunicación y la convivencia son cada vez mejores.
Este número creciente de separaciones oficiales responde a una serie de cambios en la cultura y la sociedad, en especial en la occidental. Al contrario de las sentencias que con frecuencia se incluyen en conversaciones cotidianas, las personas no solo se divorcian porque dejan de quererse, sino que existen factores explicativos más allá de la desaparición del amor.
Los datos arrojan información significativa: la duración de las uniones matrimoniales dura una media de 16,3 años. El 31,6 % de las separaciones se producen después de 20 años o más y el 22,2 % entre los 5 y los 9 años. Estas estadísticas se sustentan en varios pilares socioeconómicos que deben ser tenidos en cuenta, además de los valores individuales de cada persona. Aquí arrojamos luz sobre ello, así que no te pierdas nada.
Causas más habituales de divorcio
Si bien el número de divorcios ha aumentado considerablemente desde que se permitió a nivel legal en la mayoría de los países, las causas que lo provocan han permanecido más o menos inalteradas a lo largo de las décadas. De forma general, las causas más frecuentes de divorcio son estas:
- Falta de compromiso: las parejas que se constituyen a largo plazo con un matrimonio, en ocasiones solo se sustentan en lo emocional. Puesto que este factor cambia con el tiempo, en algún momento la pareja se rompe, ya que no se toman en cuenta otras facetas de la relación como la comunicación, la convivencia o las responsabilidades conjuntas.
- Infidelidad: si bien algunas parejas resisten a episodios de infidelidad, lo más común es que esta ruptura de la confianza termine en separación.
- Expectativas defraudadas: ya sea por esperar aspectos irreales en la relación o por un fraude real, romper con estos ideales termina, en ocasiones, en divorcio.
- Desequilibrios en la relación: el reparto de tareas, los compromisos o las responsabilidades deben tener una proporción adecuada a lo que cada uno de los miembros necesita y considera adecuado. De lo contrario, el desgaste de esta desigualdad acaba por terminar con la relación.
- Dificultades económicas: pasar por un momento financiero complicado es la causa de muchos divorcios, ya que la pareja se ve sometida a una situación límite en la que las acciones de cada uno tienen gran relevancia respecto a la propia supervivencia. En este contexto es fácil que las discusiones acaben por tornarse irresolubles.
- Abusos: esta razón de divorcio es controvertida, pues la relación de dependencia emocional que se genera cuando existen abusos suele ser un motivo de resistencia a la separación. Sin embargo, el conflicto de pareja es explícito y, por suerte, algunas personas consiguen escapar de este infierno.
¿Por qué se producen tantos divorcios en la era moderna?
Si se echa la vista atrás, los motivos de divorcio que acabas de leer son conflictos que han existido en la pareja desde hace tiempo. Desde que el matrimonio es una institución sobre la que se construye el modelo de supervivencia colectiva, los problemas que arrastra son similares a los que se encuentran hoy en día.
Entonces, ¿por qué se producen tantos divorcios ahora? La respuesta está en que la sociedad ha experimentado varios cambios a lo largo de los siglos, al tiempo que la unidad matrimonial ha permanecido prácticamente igual. Vamos a profundizar en esto.
La independencia de la mujer
La mayoría de divorcios en matrimonios heterosexuales en la sociedad occidental los inicia la mujer. Para que te hagas una idea: en un estudio publicado en 2018, el 69 % de mujeres de la muestra observada arrancaron el proceso de divorcio. Además, estas personas puntuaron más bajo en las escalas de satisfacción marital que los hombres.
A esto hay que añadir los factores socioeconómicos que permitieron a las mujeres ser independientes y productivas, como el acceso al trabajo remunerado y a la vivienda.
Si bien la mujer ha ido conquistando bases en cuanto a la equidad entre sexos, lo cierto es que las desigualdades siguen existiendo y se manifiestan en el grueso de las relaciones.
Por tanto, desde que se autorizó el divorcio a nivel legal en varios países, las mujeres tuvieron a su disposición una vía de escape para cuando su matrimonio se tornaba en una amenaza para su seguridad o su felicidad.
Cambios socioeconómicos
Una persona nacida en la época preindustrial o industrial no tenía la capacidad de mantenerse por sí sola. De esta manera, las familias se constituían no solo por la relación afectiva entre dos personas, sino por un factor de supervivencia.
Hoy en día, y aunque el sistema sigue favoreciendo la unidad familiar tradicional, es posible para un individuo ser independiente si cuenta con los recursos económicos suficientes. Puesto que la soltería es una opción factible para muchas personas, los divorcios se piden con mayor facilidad gracias a que esta ruptura no supone la imposibilidad de sobrevivir después.
Aumento de la esperanza de vida
Es ya conocido que el avance de la medicina y el desarrollo de la sociedad han favorecido el aumento de la esperanza de vida en ciertos lugares del mundo. Por tanto, resulta difícil que una pareja se mantenga unida durante 50 años (dentro del ejemplo de una pareja que se case a los 25-30 años).
En los últimos años, el término que se usa es el de monogamia en serie, en el que una persona pasa por varias relaciones monógamas a lo largo de su vida. Esto puede implicar matrimonio o no, pero si se decide contraer nupcias es fácil tener divorcios a las espaldas.
Mayor número de exigencias en cuanto a pareja
Otra razón que puede explicar el aumento del número de divorcios es que las personas son más exigentes en cuanto a las relaciones. Dado que la idea de pareja está cada vez más orientada a la salud y la equidad, las personas que se casan suelen hacerlo con uno nivel más alto de exigencia.
Además, cuando esas exigencias no se cumplen, se prioriza el bienestar personal por encima de la perpetuidad de la relación. Cuando las personas no son capaces de desarrollarse de forma individual o no encuentran la felicidad, entre otros ejemplos, optan por el divorcio.
Estas son las grandes razones para dar respuesta al porqué del auge de los divorcios. Existen otras, como la facilidad para conocer nuevas personas o la aparición de modelos de familia no heteronormativa, que también inciden en esta estadística.
Lo que está claro es que, cuando las personas tienen poder de elección, la sociedad se diversifica y lo establecido se convierte en una opción más, no en el camino a seguir.