En ocasiones, nos podemos ver en esa necesidad: tener que dejar a alguien a quien amamos, pero cuya convivencia es tan insostenible como dañina. En estos casos, resulta imprescindible cumplir la regla de no contacto. Es esa en la que se corta todo tipo de comunicación de manera definitiva. El objeto no es otro que facilitar el duelo por la ruptura y poder pasar página.
Asimismo, es importante clarificar un detalle. Hay quien opta por el «contacto cero» como forma temporal de castigo. También para llamar la atención del otro. No es lo adecuado. La manipulación nunca surte efecto y es un acto de total inmadurez. Si elegimos restringir el contacto, debe ser para siempre y esto debe acompañarse de una adecuada preparación mental.
Hay que manejar la necesidad de enviar mensajes, audios y de hacer llamadas. Más relevante aún: dejar a alguien significa también no situar la mente en lo que esa persona puede estar haciendo o con quien esté. Esto implica, obligatoriamente, no caer en la tentación de stalkear o vigilar a la expareja por redes sociales.
La regla de contacto cero es una herramienta de apoyo mental para nosotros mismos. Nos permite ir deshabituándonos del vínculo de alguien que, hasta no hace mucho, fue importante en nuestra vida.
Cómo cumplir la regla de no contacto o contacto cero
Cumplir la regla de contacto cero implica ver este recurso como una estrategia de desintoxicación. El objetivo no es otro que acabar con la dependencia emocional aún latente hacia la expareja. Al fin y al cabo, dejar canales abiertos de comunicación siempre nos hará caer en la tentación de saber del otro. Y lo que es peor, avivar sentimientos que ya no tienen sentido ni cabida.
Lo más decisivo en estas situaciones es favorecer un adecuado control de los impulsos. Así, trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Deusto y la Universidad de Madrid, señalan esto mismo. El gran problema de las relaciones dependientes es precisamente el apego insano y la conducta impulsiva. Son dimensiones que dificultan una ruptura definitiva.
Casi sin darnos cuenta, caemos en esos vínculos «chicle», que se estiran, que son de ida y vuelta, pero que nunca terminan de romperse del todo. Caer en este tipo situaciones solo incrementa el sufrimiento. Por ello, es recomendable seguir unas adecuadas estrategias, las cuales partirán siempre del necesario «contacto cero».
Veamos cómo aplicarlo.
1. Evitar confusiones emocionales: una ruptura es un punto final
Hay personas que rompen una relación sin clarificar lo que ello supone. Si nuestro objetivo es dejar un vínculo que nos genera infelicidad, es necesario tener mentalmente claras unas ideas.
- Una ruptura es un final y en esa decisión no caben los puntos suspensivos ni los paréntesis.
- Mentalicémonos de aquello que necesitamos: tranquilidad, equilibro y bienestar psicológico. Retomar esa relación sería un gran error y, por tanto, debemos cumplir ese propósito.
- La otra persona también debe tener claro el final. Para evitar confusiones emocionales evitaremos también «quedar como amigos».
2. Informar al entorno de que hemos dejado esa relación
Familia, amigos, compañeros de trabajo… Es recomendable que todo nuestro entorno social conozca nuestra ruptura y la respete.
Eso significa también que se evitarán comentarios como "he visto a tu ex con otra pareja en tal sitio” o "tu ex va por ahí muy triste y echándote de menos”. O, más aún, nadie debe actuar de intermediario para traernos mensajes de esa persona con quien ya no deseamos tener contacto.
3. Borrar a la expareja de las redes sociales
En la actualidad, la mayoría tenemos una vida social y una vida digital. Es imprescindible que eliminemos a nuestra pareja de todo ese universo digital de las redes sociales. También de los contactos de nuestro móvil. Así evitaremos la tentación no solo de saber del otro, sino también de ver retazos de vida a través de las fotos que publica.
Cuando sintamos la necesidad de contactar con nuestra expareja, busquemos otras fuentes de dopamina que atraigan la atención de nuestro cerebro.
4. Controlar los impulsos por contactar con la expareja
A la hora de cumplir la regla de no contacto o contacto cero, podemos pensar en nuestra mente como en la de un adicto: sentimos una necesidad compulsiva por contactar con esa persona.
Una parte de nosotros se obsesiona en ojear su perfil de Instagram, en saber si está en línea en el WhatsApp... Nuestro cerebro necesita esa dosis de dopamina a la que está habituado y, por ello, cuesta tanto alejarnos por completo.
¿Qué hacer en esas situaciones?
- Acepta tus sentimientos: tras una ruptura es normal sentir tristeza, nostalgia, desconcierto y hasta rabia.
- Sopesa lo que sucederá si contactas de nuevo con esa persona: un subidón temporal de felicidad que terminará de nuevo en sufrimiento, pérdida de la dignidad y más desgaste psicológico.
- Busca otras fuentes de dopamina que eleven tu bienestar e ilusiones. Inicia nuevos proyectos, conoce a más gente, descubre otras aficiones…
- Desviar la atención de tu móvil evitará la tentación de contactar con tu expareja.
- Para cumplir la regla de no contacto no dudes en apoyarte en buenos amigos. Cada vez que sientas la necesidad de enviar un mensaje a tu expareja, llama a ese amigo con quien puedes hablar de lo que sientes y necesitas.
5. Redescubrir fuentes olvidadas de felicidad
Hay relaciones en las que el amor se convierte en obsesión. Nos volvemos ciegos y solo vemos a la otra persona, orbitamos alrededor de una figura hiriente que todo lo nubla. El tiempo pasado en ese vínculo es tiempo perdido, un tiempo valioso que hemos dejado de invertir en nuestra felicidad.
Tengámoslo claro, si seguimos las claves para cumplir la regla de no contacto, descubriremos algo. A medida que pasen los días, lograremos un mayor control sobre nuestras vidas.
La dependencia y la obsesión por estar cerca de quien nos hace daño disminuirá. Solo entonces descubriremos esas fuentes de felicidad que habíamos olvidado. Esas en las que se inscribía nuestra auténtica esencia como persona.
Hagámoslo, el contacto cero puede costar al inicio, pero es altamente beneficioso.