La bondad es una de las virtudes más valiosas porque es fuente de satisfacción tanto para quien la practica como para los que se benefician de ella. La historia de la humanidad está llena de episodios crueles, pero también de actos bondadosos que incluso han cambiado el curso de los acontecimientos y transformado por completo la vida de muchas personas.
Uno de los actos de bondad más conocidos fue el de Oskar Schindler, que inspiró la famosa película La lista de Schindler. Este hombre logró salvar la vida de unos 1200 judíos, durante la Segunda Guerra Mundial, poniéndose en riesgo a sí mismo. Por eso se le dio el título de «Justo entre las Naciones», en 1963.
Otro de los episodios en los que ha brillado la bondad ocurrió en 2020. Los irlandeses donaron una gran cantidad de dinero a las familias Navajo y Hopi, dos comunidades indígenas estadounidenses, que estaban muy empobrecidas por la crisis de salud. Lo hicieron como respuesta a la generosidad de estas comunidades, que en 1847, y a pesar de ser muy pobres, reunieron 170 dólares y los enviaron a Irlanda para ayudar durante La Gran Hambruna. Veamos otras curiosidades sobre la bondad.
El antropólogo Oliver Curry, de la Universidad de Oxford, sostiene que la bondad está arraigada en nuestra esencia como especie, ya que el ser humano es un animal social.
«La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas».
-Sigmund Freud-
Algunas curiosidades sobre la bondad
Todo indica que la bondad es «contagiosa». Al parecer, las personas solemos ser más sensibles a las necesidades de los demás cuando vivimos en un entorno en el que priman la amabilidad, la consideración y la generosidad. El bienestar que producen esas conductas es suficiente para inspirar, estimular y reforzar los comportamientos bondadosos.
La bondad es una virtud de las personas felices. También es posible expresarlo al contrario: la felicidad induce a la bondad. En general, hacerles bien a otros nos lleva a sentirnos mejor con nosotros mismos; a la vez, esto nutre sentimientos de alegría y bienestar. El experto Richard Layar, también de la Universidad de Oxford, lo dice así: «hacer el bien te hace más feliz y ser más feliz te hace hacer actos bondadosos».
La genética y la bondad
Todo indica que la bondad también está relacionada con la genética. Científicos de la Universidad de Bonn (Alemania) realizaron una investigación al respecto. Encontraron que las personas que poseen un gen específico, llamado COMT, son el doble de bondadosas en relación con quienes no tienen este componente genético.
Así mismo, el psicólogo Gary Lewis, de la Universidad de Edimburgo, llevó a cabo otro estudio que fue publicado en Biology Letters. Los investigadores estudiaron el comportamiento de casi 1000 gemelos, idénticos y no idénticos. Tomaron en cuenta tanto el componente genético, como el entorno familiar.
Los resultados indicaron que en las gemelas mujeres el factor genético influía en un 48 % en sus conductas prosociales o bondadosas. Mientras tanto, en los hombres esa influencia era de solo el 20 %. Aunque el estudio no es concluyente, sí sugiere la importancia del componente genético.
De otro lado, se ha detectado que la bondad y los comportamientos altruistas están asociados a una zona específica del cerebro llamada córtex del cíngulo anterior subgenual.
El efecto conejo
El efecto conejo, o the rabit effect, es el título de un libro de la psiquiatra Kelli Harding, de la Universidad de Columbia. Esta obra se inspiró en un accidente de laboratorio ocurrido en Nueva Zelanda. Sucedió en 1978, cuando el doctor Robert Nerem realizaba un experimento con conejos.
Lo que se proponía el científico era estudiar la relación entre una dieta alta en grasas y la salud del corazón en un grupo de conejos blancos. Tras un tiempo, los investigadores analizaron la cantidad de depósitos de grasa en los vasos sanguíneos de los animales. La mayoría de los conejos presentaban los resultados esperados: altos niveles de colesterol. Sin embargo, un pequeño grupo de ejemplares estaba casi sano.
El sorprendente resultado los llevó a explorar varias hipótesis. Al final, concluyeron que este resultado anómalo se debía a que ese grupo de conejos sanos había estado bajo el cuidado de una estudiante de postdoctorado que había sido muy afectuosa con ellos. Estos resultados han sido replicados. Así de poderosa es la fuerza de la bondad.