La frase "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, atribuida a Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, describe un hilo de acontecimientos que funciona. Esto se debe a un proceso psicológico que conoce como efecto de verdad por repetición.
Aldous Huxley , en su obra Un mundo feliz, también hace referencia al efecto de verdad por repetición. En esa novela, uno de los mecanismos empleados por el poder para influir sobre la sociedad era conseguir que esta escuchara 62 400 veces una afirmación mientras dormía.
De otro lado, todos sabemos que ese efecto de verdad por repetición es uno de los más explotados por la publicidad para ganar influencia. ¿Por qué ocurre esto? La repetición hace que el cerebro se familiarice con ciertas afirmaciones y termine asimilándolas como si fueran ciertas, aunque no sea así. Veamos cómo funciona todo esto.
"Una manera segura de hacer que la gente se crea falsedades es la repetición frecuente, porque la familiaridad no es fácilmente distinguible de la verdad”.
-Daniel Kahneman-
El efecto de verdad por repetición
El efecto de verdad por repetición es un mecanismo psicológico por el que las personas tienen a dar validez subjetiva a aquello que se les reitera con frecuencia. Se trata de un sesgo que opera debido a que la mayoría no contrasta lo que comparte un buen grupo de personas con las evidencias o los hechos. Así, escuchar un mensaje muchas veces puede hacernos interiorizar la idea de que es validado por muchas personas.
Nuestro sistema cognitivo es paradójico, y solemos dar naturaleza de verdad a determinadas afirmaciones tomando como referencia datos que pueden no tener que ver con el conocimiento de hechos que la respalden.
A veces esa aseveración reafirma sus propias creencias. Otras veces, se trata de una "verdad” sostenida por muchas personas y se le otorga credibilidad. Sin embargo, algunas afirmaciones, incluso si resultan descabelladas, pueden terminar aceptándose como verdaderas por la fuerza de la repetición.
Uno de los aspectos más interesantes es que las personas llegan a creer datos inverosímiles, no solo sobre temas que conocen poco, sino sobre asuntos con los que ya están familiarizados. Así lo señala una investigación, como veremos enseguida.
Una investigación reveladora
Una investigación llevada a cabo por la Universidad Católica de Lovaina examinó varios aspectos del fenómeno de efecto de verdad por repetición. Para ello, contaron con un grupo de 200 voluntarios, los cuales fueron expuestos a varias afirmaciones falsas.
En la primera fase se les dio a conocer una serie de afirmaciones que a la luz de la razón resultaban descabelladas, como que la Tierra era cuadrada o que fumar era bueno para los pulmones, entre otras. Eran entre 8 y 16 afirmaciones. Los participantes debían señalar qué tan creíble era cada afirmación. Luego se las volvieron a presentar en otro orden y así sucesivamente, hasta completar cinco repeticiones.
En la segunda fase, de nuevo se les mostraron 16 afirmaciones. Ocho de ellas ya habían sido utilizadas en la fase anterior y las otras ocho eran nuevas. Debían calificarlas de 1 a 50, donde 1 era "definitivamente falso” y 50, "definitivamente verdadero”. Luego se evaluó si las repeticiones habían generado algún cambio en la percepción de los participantes.
Las conclusiones indicaron que el 53 % de las personas vieron cada vez menos falsas las afirmaciones que fueron repetidas. El 28 %, por su parte, presentó el efecto contrario: cuanto más eran expuestos a las repeticiones de "verdades” absurdas, más conscientes eran de su falsedad. Como se ve, el efecto de verdad por repetición no opera en todo el mundo.
Las trampas del cerebro
El fenómeno de efecto de verdad por repetición no opera porque sí. ¿Qué lleva a que esto ocurra? La respuesta está en una trampa de nuestro cerebro. La verdad es que este órgano no es precisamente un monumento a la diligencia. Todo lo contrario: el cerebro es algo perezoso y economiza energías cada vez que puede.
Así, la repetición hace que haya más "fluidez de procesamiento”, consiguiendo que la información sea más fácil de procesar -el efecto es similar a cuando leemos un texto complejo: con cada nueva lectura normalmente conseguimos entenderlo un poquito mejor-. Esa facilidad alimenta la idea de que los datos son ciertos. Cuando algo "nos suena”, el cerebro tiende a ser menos crítico. O sea, baja la guardia y acepta los datos sin examinarlos a fondo, ya que así ahorra trabajo.
Hay personas más dadas a no evaluar la información que reciben. Tomando en cuenta esto, y la tendencia del cerebro a trabajar menos, se dan las circunstancias perfectas para que las personas terminen creyendo que cualquier barbaridad es cierta, si se le repite suficientes veces. Así opera el efecto de verdad por repetición.