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El fatalismo neurótico: soy así y no puedo hacer nada al respecto


El fatalismo neurótico es un concepto propuesto por Viktor Frankl, pero que en realidad aparece en otros autores con diferentes nombres. Tiene que ver con esa idea de que tenemos una determinada forma de ser, gobernada de manera absoluta por la genética; según este hilo de pensamiento no podríamos hacer nada para ser y manifestar ese ser de otra forma.

La frase favorita de quienes son presa del fatalismo neurótico es: "soy como soy y punto”. Lo común es que este tipo de expresiones pueblen el diálogo cuando existe la demanda de algún cambio frente a formas de actuar que son manifiestamente erróneas en determinadas circunstancias, y que el sujeto repite. "No tendrías que reaccionar con tanta agresividad”, "soy como soy, y punto”.

Decía Viktor Frankl  que el fatalismo neurótico es una manifestación típica de la frustración existencial. Al mismo tiempo, este tipo de postura alimenta un ser frustrado. Se trata de una condición en la que el individuo deja de considerarse a sí mismo como una persona capaz de incidir en su realidad, adoptando el papel de objeto a merced de las circunstancias. Enseguida ahondaremos en este tema.

    "La vida le plantea al hombre continuamente cuestiones a las que debe responder. Toda acción suya, cualquiera que sea su relieve, es una respuesta. Gracias a cada una de estas respuestas sale un poco el mundo de la niebla, para tomar cierta forma frente a él. Rehusarse a responder, es rechazarlo a la niebla”.

    -Nicola Abbagnano-

El fatalismo neurótico

El fatalismo neurótico es una posición existencial en la que un individuo renuncia a otorgarle un sentido a su propia vida y asume que esta es fruto de factores externos o, en todo caso, ajenos a su voluntad. Se trata de una postura resignada, y al mismo tiempo dogmática.

Lo que una persona en esta posición espera es que "el destino decida” el desenlace de las situaciones. Lo más peligroso de esta actitud es el hecho de que supone una renuncia a la responsabilidad y, sobre todo, a la libertad. En tanto alguien se asume como objeto del destino, ni es responsable de cambiarlo, ni tampoco tiene la autonomía para hacerlo.

Se ha llegado a plantear, incluso, que el fatalismo neurótico a veces no solo afecta a un individuo, sino a todo un grupo, como la familia, o incluso a sociedades enteras. A veces, todo un colectivo puede sentirse predestinado a vivir en la guerra, la miseria o la injusticia. Su existencia, entonces, se limita a sortear esas circunstancias que consideran imposibles de cambiar.
Las características del fatalismo neurótico

Martín Baró, otro de los teóricos que ha abordado el tema, dijo que el fatalismo neurótico se manifiesta a través de tres vertientes: ideacional, afectiva y comportamental. Veamos los rasgos que adquiere en cada una de esas dimensiones.
Componente cognitivo

Se refiere a las ideas que sustentan el fatalismo neurótico. Tiene que ver con construcciones racionales que explican esa postura de pasividad, resignación y frustración. Según Baró, hay tres convicciones básicas:
  •     La vida es una realidad que se desarrolla en función de un destino escrito de antemano.
  •     La posibilidad de hacer modificaciones en ese trazado no le corresponde al individuo.
Componente afectivo

El fatalismo neurótico también va acompañado por un conjunto de afectos que sustentan y a la vez son resultado de esta postura existencial. Son los siguientes:

    Lo indicado es aceptar con resignación el destino, ya que oponerse es inútil.
    No tiene sentido dejarse llevar por la tristeza o la alegría porque las emociones no cambian nada.
    La vida es exigente, dolorosa y trágica.

Componente conductual

En términos del comportamiento, el fatalismo neurótico se expresa en particular a través de conductas como las siguientes:
  •     La sumisión al destino es la forma más adecuada de vivir.
  •     La pasividad es la mejor opción, ya que la acción solo equivale a un gasto inútil de energía.
  •     Lo único que cuenta es el presente, ya que el pasado y el futuro son solo una manifestación del destino.
La frustración como forma de vida

El fatalismo neurótico, cuando es real y no fingido, puede ser una enorme fuente de  frustración. Tiene un lado aparentemente positivo: cuando una persona renuncia a la libertad y a la responsabilidad, también aleja toda la incertidumbre a la que alguien se enfrenta al tomar decisiones; también evita asumir el coste de las equivocaciones.

Dejar en manos de factores ajenos toda la vida ofrece la sensación de falsa calma. El precio de hacer esto es muy alto: una cadena de frustraciones. En tanto uno se asume como objeto, y no como sujeto, no puede ir más lejos que hasta donde llegue la cadena que lo ata. De este modo se existe, pero no se vive.


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