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El robo de identidad en redes sociales, un dolor psicológico real


Ana tiene una cuenta en Instagram con muchísimos seguidores. Gracias a esta red social puede mantener su negocio de papelería. Un buen día, cuando intenta acceder a la misma, descubre que no puede. Se la han hackeado y le piden un pago para poder recuperarla.

Algo parecido le ha sucedido a Sebastián, es periodista y suele usar Twitter en su día a día para publicar sus artículos. En un momento dado, se da cuenta de que alguien le ha usurpado su usuario y sus claves y está publicando en su nombre temas sobre criptomonedas y pornografía.

Estas experiencias suceden cada día y a miles de personas en todo el mundo. El robo de identidad en redes sociales se vive de manera angustiante y, en muchos casos, ocasiona un gran sufrimiento psicológico.

Más allá de la extorsión económica que puede haber detrás o del deterioro de la imagen pública, está el daño mental. Por un lado, es comprensible experimentar rabia y frustración por ser víctima de ese robo. No siempre comprendemos cómo se ha llevado a cabo y es común, echarnos la culpa por no haber protegido lo suficiente nuestros datos personales.

Por otra, están toda esa amalgama de emociones por ver cómo otra persona toma el control de algo que es nuestro. Porque en la actualidad, las redes sociales son nuestra imagen pública y, por tanto, un territorio más de nuestra personalidad e identidad.

    Las redes sociales son para muchas personas mucho más que una herramienta de trabajo: son parte de su vida misma y del sentido de proyección social.

El robo de identidad en redes sociales, ¿por qué yo?

Los datos de cada uno de nosotros como usuarios de redes sociales son el petróleo del siglo XXI. Se compran, se venden y se usurpan. Ese universo paralelo en línea ansía saberlo todo sobre nuestro comportamiento. Todas las aplicaciones móviles que usamos nos espían y guardan información sobre lo que hacemos y a qué le damos like. Esto lo sabemos y hasta damos nuestro consentimiento.

Ahora bien, más allá de las grandes empresas tecnológicas están los ciberdelincuentes, quienes no solo nos espían, sino que pueden suplantar nuestra identidad creando cuentas idénticas o robándonos las cuentas al hackearnos. No nos extrañará saber que este mercadeo puede ser de lo más lucrativo y que hay verdaderas mafias orientadas a tal fin. Ahora bien, ¿por qué lo hacen?
  •     El robo de identidad en redes sociales se lleva a cabo por fines económicos. Pueden chantajearnos para que recuperemos nuestra cuenta, pedir dinero a otros o iniciar negocios fingiendo que somos nosotros.
  •     Para robarnos información personal.
  •     Otra opción es para propagar malware (programas informáticos maliciosos).
  •     Con el fin de publicar en nuestro nombre y atraer tráfico a sus propias cuentas.
  •     Otra finalidad muy común es hacer daño a nuestra reputación: minar y destruir nuestra imagen pública.
    Lo primero que nos preguntamos cuando nos roban nuestras cuentas en redes sociales es: ¿por qué yo? Esa sensación de impotencia puede resultar muy turbadora e incluso dificultar que la persona se desempeñe con normalidad en su vida.

Han usurpado mi cuenta: un secuestro psicológico de gran impacto

Cada año la organización Identity Theft Resource Center (ITRC) publica un informe sobre los robos de identidad a nivel mundial. El del año pasado nos revela que 4 de 10 consumidores de redes sociales han sufrido un robo de sus cuentas. El 85 % de los que experimentaron una apropiación fue en la plataforma de Instagram.

Asimismo, el robo de identidad en redes sociales se vive de manera angustiante porque los desarrolladores no lo ponen fácil a la hora de devolver al usuario su cuenta robada. El proceso es lento y farragoso.

Por otro lado, es importante señalar que, como bien se apunta en otro trabajo realizado en la Universidad Wollongong de Dubai, necesitamos de una mayor investigación para comprender el impacto psicológico de estas vivencias.

Ahora bien, podemos delimitar sin duda una serie de experiencias que a muchos afectados le serán conocidas:

¿Por qué yo? Incomprensión y frustración

El robo de identidad en redes sociales no afecta en exclusiva a los influencers o a las personas con muchos seguidores. Todos, sin importar la audiencia, el nicho o si somos unos completos desconocidos, somos un objetivo para los ciberdelincuentes. Por ello, lo primero que experimentaremos es incomprensión, rabia y frustración.

Me han robado una parte de mí

La vivencia de este tipo de usurpación virtual no es comparable a cuando nos roban un objeto; es mucho más. Se alza como la pérdida de un área de nuestra identidad.

Las redes sociales son nuestra voz, una herramienta de trabajo y nuestra imagen pública. Esto provoca que muchas personas sientan esta vivencia como una agresión física y como tal, es recurrente percibir dolor emocional y hasta molestias psicosomáticas.

Incapacidad para volver a la normalidad

Perder la identidad en Facebook, Twitter o Instagram puede hacer que no podamos recuperar la normalidad de nuestras vidas. No si era una herramienta de trabajo. No si uno pasa horas en ese plano buscando refuerzos, interaccionando y publicando posts. Se alteran las rutinas, siempre hay «algo que falta» y, a menudo, la persona no se siente comprendida por su entorno.

Ansiedad y alteraciones en nuestros hábitos

Enfado, indignación, sensación de injusticia y el demonio de la ansiedad. La mente no deja de darle vueltas al asunto y esa carcoma mental persistente puede traducirse en insomnio y hasta en alteraciones en la alimentación. El carácter también se altera, falta la paciencia y hasta la motivación puede estar ausente a la hora de realizar las tareas y obligaciones cotidianas.

    Si bien cada persona puede experimentar unas alteraciones como consecuencia del robo de la identidad en redes sociales, aquellos que la usen como herramienta de trabajo, de interacción o como mecanismo para lograr refuerzo social, se sentirán más afectados.

¿Qué podemos hacer para prevenir esta situación?

A la hora de prevenir el robo de identidad en redes sociales, debemos pensar en estos canales como si fueran nuestros hogares. Hay que buscar mecanismos de protección para que nadie vulnere nuestros espacios personales y aquello que nos pertenece, aquello que nos define. Por tanto, siempre será adecuado tener en cuenta la siguiente información:
  •     Revisemos la configuración de seguridad y privacidad en nuestras cuentas.
  •     Apliquemos la autenticación multifactor (MFA).
  •     Creemos contraseñas seguras.
  •     Tengamos al día y conozcamos toda la información relativa al phishing (técnicas para robar nuestra identidad).
  •     Evitemos dar información personal en redes sociales.
  •     No aceptemos solicitudes de amistad de personas que no conocemos.
  •     Evitemos hacer clic en enlaces de personas desconocidas.
  •     No respondamos mensajes que nos demanden información personal de figuras que no conocemos.
Para concluir, recordemos que cualquiera de nosotros podemos sufrir este tipo de experiencias. El dolor y la angustia son reales y si lo necesitamos, no dudemos en solicitar ayuda especializada.


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