La manipulación es el resultado de diferentes estrategias que buscan condicionar el comportamiento del otro sin que este sea consciente de lo que está ocurriendo. Está muy relacionado precisamente con ver al otro como un objeto que podemos manipular. En este caso, hablaremos de una de las técnicas de comunicación más extremas, es el llamado perspecticidio.
¿En qué consiste exactamente esta técnica de manipulación mental? Hablamos sobre cómo funciona y sobre cómo detectar que nos están manipulando.
¿Qué es el perspecticidio?
La palabra perspecticidio es un neologismo, aunque se usa desde hace tiempo para hacer referencia al lavado de cerebro al que sometían a los prisioneros de la guerra. Además, también se ha utilizado este término para explicar los mecanismos psicológicos que hacen que las personas acaben "atrapadas” en sectas.
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Consecuencias del perspecticidio son las pérdidas de perspectiva, llegando a cultivar incluso el pensamiento de que no tenemos derecho, porque no somos válidos, a tener nuestras propias opiniones. Así, a través de este fenómeno, podemos llegar a perder la propia perspectiva y a olvidar qué es lo que creemos por nosotros mismos.
De esta forma, acabamos adoptando las ideas, metas u objetivos de la persona que nos está intentando dominar. A raíz de todo ello renunciamos a nuestros deseos y necesidades e incluso acabamos perdiendo la propia identidad o el propio sentido del "yo”. Como veremos, el perspecticidio es una técnica muy utilizada por los manipuladores.
Hombre criticando a su mujer
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¿Cómo funciona el perspecticidio?
El fenómeno del perspecticidio conlleva una relación abusiva, de control, dominio y manipulación por parte de una persona hacia otra (o hacia un grupo de ellas). Con el paso del tiempo, la persona que sufre el perspecticidio, es decir, la "víctima”, acaba cambiando su forma de pensar y actuar, influenciada y hasta dominada por la persona que actúa sobre ella.
Así, el manipulador o manipuladora (el que comete el perspecticidio), acaba definiendo el mundo de la persona a la que somete. Determina y decide cómo esta debe pensar y actuar y por supuesto la relación que se configura entre ambos.
Como vemos, no se trata de una influencia mutua o bidireccional en la relación, en la que las dos partes ejercen su dominio o su "rol”; en este caso, hablamos de una relación unidireccional de sometimiento, control y dominio. Es decir, de una de las partes (manipulador) a otra (víctima o persona sometida).
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Restringe el mundo de la víctima
El manipulador, de forma progresiva, acaba "lavando el cerebro” de su víctima, hasta que esta pierde por completo su identidad y acaba actuando como el primero desea. La persona sometida pierde hasta su capacidad para decidir, ya que el manipulador va restringiendo poco a poco su mundo.
Así, la víctima es recluida poco a poco en un entorno cada vez más reducido, y se va aislando hacia el mundo del otro. ¿Qué consecuencias tiene esto? Que la persona no puede recibir el apoyo, la ayuda o el feedback de lo que está ocurriendo por parte de las personas de su entorno (porque está cada vez más aislada).
En definitiva: sus seres queridos no pueden alertarla del peligro que corre. El manipulador lo que hace es imponer su propia visión del mundo y sus ideas, y esto es lo que acaba resultando significativo en el mundo de la víctima.
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Estrategias del perspecticidio
El perspecticidio puede darse tanto en relaciones de pareja como en relaciones de amistad, familia y como no, en las sectas. Algunas de las estrategias o acciones empleadas por la persona que ejecuta el perspecticidio son las siguientes:
Controla obsesivamente a la víctima.
Es quien fija los términos y las "normas” de la relación.
"Decide” cómo la víctima debe invertir su tiempo (y con quién).
Cambia el autoconcepto de la víctima y hasta su manera de ser.
Mujer quejándose de su pareja
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¿Estoy sufriendo perspecticidio?
¿Tienes dudas sobre si realmente estás sufriendo o no un proceso de perspecticidio? Te dejamos algunas señales de alarma que podrían estar indicando que estás siendo sometido a este fenómeno por parte de un manipulador:
Te sientes cada vez más inseguro en tus decisiones.
Sientes que estás perdiendo los puntos de referencia.
Ya no te reconoces a ti mismo.
Te sientes incapaz de conseguir cosas por tu propia cuenta.
Te aplicas etiquetas negativas a ti mismo.
Empiezas a dudar de tus propias opiniones y capacidades.
Para poder decir que sufrimos perspecticidio, todos estos "síntomas” o señales de alerta los sientes a raíz de la manipulación, dominio o control por parte de otra persona. Es decir, nacen como resultado de estas interacciones con el otro, no es que te sientas así "porque sí”.
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Si sufres algunos de estos síntomas y tienes a alguien cerca que crees que te está manipulando, pide ayuda y aléjate cuanto antes de esta relación. No es fácil salir de las "garras” de un manipulador, pero identificar estas señales y tomar consciencia de lo que está ocurriendo es el primer paso para ello.