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Vivir cerca de espacios verdes nos ayuda a pensar mejor


Es lógico afirmar que respiras más oxígeno a medida que te acerques a parques y zonas boscosas. La salud física mejora siempre que hay espacios verdes cercanos, pero ¿sabías que también ayuda a pensar mejor? Como siempre, la salud mental también se comienza a atender en ámbitos en los que antes solo se tenía en cuenta lo físico.

Son varios los trabajos acerca de los beneficios de vivir rodeado de lugares verdes. De hecho, organizaciones como la OMS ya han declarado que la propia esperanza de vida se ve beneficiada de la presencia de espacios naturales.

En este artículo nos vamos a centrar en los beneficios que tiene para la salud mental vivir cerca de parques, bosques, montañas y todo aquello que se pueda vestir de color verde. No te lo pierdas, pues es más relevante de lo que se pueda creer en un principio.

Beneficios de vivir cerca de la naturaleza

Los espacios verdes se han propuesto como un determinante de la salud, mejorándola y aumentando el bienestar a través de diferentes vías. Un estudio de la OMS afirma que el aumento del 2 % de la vegetación a 500 metros de tu vivienda está asociado a la reducción de un 4 % el riesgo de morir de forma prematura. Es decir, la naturaleza alarga la vida.

Si se mira desde el otro lado, la ausencia de espacios verdes tiene un impacto más que negativo sobre la salud. Empeora las alergias (y las desencadena), se relaciona con problemas cardiacos y respiratorios y con la aparición de cáncer, entre otros muchos problemas.

Parques y depresión

La intuición, arraigada en la experiencia, ya suele dictarnos que el efecto de los espacios verdes sobre la salud mental es considerable. Además, es una variable que ha ganado relevancia a medida que se han publicado estudios sobre el tema. A día de hoy, se trata de un hecho incuestionable.

    Las salidas al campo y los paseos por el parque son actividades clásicas para desconectar y liberarse del estrés del día a día.

Así, en lo que respecta al impacto de la naturaleza en la salud mental, se observa en un fenómeno muy significativo: su efecto beneficioso a la hora de prevenir trastornos mentales del estado de ánimo, como la depresión.

El efecto se evidenció en la cuarentena, donde la incidencia de depresión, ansiedad y otros trastornos se dispararon. A raíz de estos estudios, se recomendó acudir a la naturaleza para mejorar los síntomas de la depresión. También se indicó que son un medio ideal para la prevención de este mismo trastorno.
¿Cómo ayudan los espacios verdes a pensar mejor?

Pero vamos al quid de la cuestión. ¿Qué beneficios para la mente puede tener vivir en el campo o al lado de un parque? Pues lo cierto es que son varias:
  •    Fomentan la creatividad: la gran profundidad de campo de la naturaleza, así como el ambiente silencioso y la ausencia de contaminación, son un estímulo para la mente y la creatividad.
  •     Ayudan a proyectar ideas, a procesarlas y a desarrollarlas, ya que favorece la inmersión mental y la concentración.
  •     Reducen los impulsos violentos: en ausencia de estresores externos, las zonas verdes favorecen que mejore el humor de las personas, por lo que los arranques violentos son menos frecuentes.
  •     Son una oportunidad para desconectar: los pensamientos negativos, estresantes y ansiosos suelen discurrir en torrente cuando nunca se escapa del ritmo frenético de las ciudades. Es por ello que la presencia de espacios verdes ayuda a pensar mejor, pues da una oportunidad para interrumpirlos y reajustarse.

Existe un aspecto a tener en cuenta a la hora de estudiar estos beneficios de la naturaleza sobre la psique: aún no ha quedado claro si se presentan de forma individual o son producto del efecto antidepresivo que tienen los espacios verdes. La mejora en la función cognitiva podría deberse al alivio de síntomas de esta índole, por lo que aún queda mucho por descubrir.

Espacios verdes, un derecho fundamental

Precisamente por la suma de los beneficios asociados a vivir cerca de zonas verdes, se está haciendo cada vez más hincapié en poblar las ciudades de árboles y parques. No solo se trata de que la presencia de espacios verdes ayude a pensar mejor, sino que, siendo la salud un derecho fundamental, las instituciones no tienen más remedio que prestar atención a un factor con un peso tan grande.

Por eso, no dudes en pasear por la naturaleza a menudo, pero tampoco en exigir que dejen de talar los parques de tu barrio para poner aparcamientos y, en general, más asfalto. Lo urbano no debería ser sinónimo de enfermedad.


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