¿Alguna vez te has preguntado cuántos jóvenes mueren a causa del suicidio? En España, hablamos de la causa que produce más fallecimiento de jóvenes entre los 15 y los 19 años. Por delante del cáncer, los accidentes de tráfico y las infecciones. La cuestión es que la cifra, ya de por sí escalofriante, sigue creciendo.
El suicidio ha sido hasta hace poco un tabú. Hablar de suicidio era como "ser pájaro de mal agüero”. Afortunadamente, esto está cambiando y, en consecuencia, se están desarrollando campañas y mensajes con el objetivo de concienciar sobre un problema que mata. Mata mucho, demasiado.
Es necesario actuar ya, aquí, ahora: todos estamos implicados en esto. Como familiares, amigos, profesionales o desde la política, es necesario poner en marcha planes de prevención contra el suicidio que reduzcan las tasas actuales. Ahora más que nunca.
"En el año 2022 se han producido un total de 4000 muertes no naturales y evitables”.
-Lucía Santonja-
El rol de los medios de comunicación
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la conducta de suicidio se define como los actos por los que las personas pueden infligirse lesiones a sí mismas, con independencia de la intencionalidad letal o del grado de conocimiento acerca del móvil.
Habrás escuchado frases del tipo: "están aumentando los suicidios porque se habla mucho de ello” o "cuando aparecen noticias de suicidios, se produce el efecto llamada”. La realidad es que siempre ha existido un intenso debate sobre el papel que juega la información y la censura, ¿son los medios de comunicación agentes que potencian o que protegen frente al suicidio?
La investigación sobre este hecho es considerable y nos remite a dos fenómenos: el efecto Werther y el efecto papageno.
El efecto Werther
Este efecto toma su nombre de los escritos narrativos de Goethe, en los cuales su protagonista, Werther, se quita la vida tras romper con su amado. Cuando se publicó su libro, en el siglo XVIII se encontró que mientras las novelas de Goethe se vendían como rosquillas, las tasas de suicidio aumentaban sin precedentes.
En este sentido, se ha denominado efecto Werther al hecho de que la transmisión de mensajes sobre suicidio entre la población pueda producir un efecto llamada al mismo. Las investigaciones más recientes (Santonja, 2022) evidencian parte de este hecho: el modo en que hablamos y nos comunicamos en referencia al suicidio se ha asociado con un aumento de entre el 8 y el 18 % de suicidios transcurridos dos meses.
La buena comunicación y el efecto papageno
Existen formas y formas de comunicar. Y así lo indican las investigaciones que sustentan este reconocido efecto. Cuando los medios de comunicación (portales digitales, canales de comunicación, radio, prensa, etc.) hablan sobre el sucidio con información veraz y de calidad, esta juega un papel protector sobre la persona con ideas autolíticas.
Este efecto nace en 2010 de la mano de Niederkrotenthaler y toma su nombre del protagonista de una de las óperas de Mozart más famosas: la flauta mágica. Su protagonista tiene ideas sobre suicidio y quiere llevarlo a cabo, pero finalmente y con ayuda de otros personajes que aparecen en la flauta mágica, logra resistirse y mejora.
Medios de comunicación saludables
Los medios de comunicación, y el contenido que compartan, pueden ser poderosísimas fuentes promotoras de la salud. A este respecto, las investigaciones demuestran que existen diversas técnicas que pueden ser facilitadas por los medios de comunicación, entre las que Lucía Santonja (2022) menciona:
- Narrar los datos con veracidad y por parte de un profesional experto de la historia de alguna persona que haya sido capaz de superar sus pensamientos e ideas suicidas con éxito. A este respecto, esta narración puede ser tanto real como inventada.
- Implementar lo anterior en diversos formatos de comunicación: en vídeo, en artículos, en lecturas o en portales web cuya información haya sido supervisada, refrendada y apoyada por profesionales del ámbito de la salud mental.
Cuando estas acciones se realizan de manera reiterada en el tiempo y están refrendadas por expertos en la materia, se consideran bien establecidas, eficaces y con seguridad. Esto es así para toda la población general.
Prevenir el suicidio es tarea de todos. El hecho de la comunicación es un factor vital, ya que puede producir un efecto perjudicial e inducir al suicidio en personas que se encuentran en mitad del torbellino, que implica preguntarse si continuar viviendo.
Afortunadamente, también existe el efecto contrario, si hablamos del suicidio con rigurosidad, y ponemos ejemplos de personas que han superado momentos realmente complicados, estaremos protegiendo a muchas personas de morir. Ahora, más que nunca, la palabra salva vidas.