Vivimos en un mundo en el que la sexualidad parece estar organizada en función del binarismo entre lo masculino y lo femenino. Sin embargo, existen otras identidades que desafían este orden y plantean posibilidades diversas de habitar el género. Lo que se convierte en fuente de curiosidad, inspiración, pero también de discriminación y rechazo.
La identidad de género puede entenderse como la vivencia subjetiva de cómo experimentamos la relación con nosotros mismos, nuestra corporalidad, nuestra sexualidad y nuestras formas habitar el mundo.
En el marco del sistema sexo/género, la identidad de género puede coincidir con el sexo biológico, lo que se conoce como persona "cisgénero”. En el caso de no coincidir, se hablaría de identidades queer, no binarias o de género no conforme.
A continuación, hablaremos sobre el género fluido o genderfluid. Un tipo de identidad de género no binaria que se caracteriza particularmente por ser dinámica, flexible, no estática y por fluir en función del momento, el tiempo y las situaciones.
Fluir entre expresiones de género
El término "expresión de género” hace referencia a la forma en la que materializamos y hacemos pública nuestra identidad en el escenario social. En una sociedad cisnormativa como la nuestra, esta expresión está organizada alrededor del binarismo masculino/femenino.
Así, por ejemplo, hay prendas de vestir y manifestaciones estéticas que se consideran "propias” y "apropiadas” para cada género. Las identidades de género fluido transgreden estos códigos y creativamente los reinventan para desempeñar el género de formas novedosas y no preestablecidas.
Por supuesto, este carácter alternativo frente al binarismo de género hace que las personas que se identifican como genderfluid enfrenten distintas formas de discriminación y violencia.
Ni azul ni rosa: desmontando estereotipos
Ser de género fluido no significa lo mismo para cada persona. Por lo tanto, no se expresa siempre de la misma manera y no hay una fórmula para transitar el género.
Las personas que se identifican como de género fluido sienten que tanto su identidad como su expresión de género no son fijas, fluctúan entre la posibilidad de percibirse como hombres, mujeres, ambos simultáneamente o, incluso, ninguno de los dos. Este carácter "ambiguo” hace que, en el marco de la cisnormatividad, resulte difícil construir una definición que englobe el carácter dinámico y móvil de esta identidad.
No obstante, algo que tienen en común quienes se identifican como de género fluido es el cuestionamiento a los roles de género históricamente construidos.
- Por un lado, hay quienes intercambian simultáneamente roles, estéticas y comportamientos históricamente asociados tanto a hombres como a mujeres. De esta forma rompen con el binarismo de género y muestran que la identidad de género no tiene por qué restringirse solamente a uno de los dos polos.
- Por otro lado, aunque hay quienes adoptan roles binarios durante algunos momentos, el hecho de transitar entre uno y otro hace que pongan en cuestión el carácter estático y supuestamente permanente en el tiempo de las identidades de género masculinas o femeninas.
La importancia de los pronombres
El acto de nombrar y el hecho de tener un nombre nos inscribe en regímenes lingüísticos preestablecidos. Cuando nuestra identidad de género coincide con nuestro sexo biológico, es decir, somos personas cisgénero, lo más seguro es que sintamos que se nos incluye cuando se refieren a nosotros o nosotras a través de pronombres femeninos o masculinos.
Sin embargo, en el caso de las personas de género fluido, el acto de ser nombradas se ha convertido en una importante lucha política por la visibilidad, el reconocimiento y la aceptación de la diversidad.
Es cada vez más habitual que los internautas incluyan en sus redes sociales los pronombres con los que le gustaría que se les nombrase, de modo que puedan evitarse confusiones en las interacciones. Con ello rompen además con la tan arraigada costumbre de asumir el género de otras personas solo a partir de características físicas y estéticas.
A raíz de esto, hay cada vez más iniciativas para normalizar el hecho de preguntar por el pronombre de preferencia hasta convertirlo en una práctica habitual. Si bien para muchas personas la discusión sobre el lenguaje inclusivo es banal e innecesaria, para la comunidad LGBTIQ+ y los movimientos feministas resulta de vital importancia que se genere visibilidad y reconocimiento desde el lenguaje.
Quienes defienden estas iniciativas afirman que estrategias como utilizar la palabra "persona” para evitar hacer asignaciones binarias de género o preguntar por los pronombres de preferencia pueden hacer más inclusivo el lenguaje. Lo que contribuye a generar una sociedad más respetuosa de la diferencia y más consciente de la riqueza de la diversidad.