La resistencia a la persuasión es una actitud destinada a impedir que una persona sea víctima del engaño o la manipulación. Este concepto ha tomado relevancia en el mundo debido a la gran cantidad de información que recibe una persona, mucha de la cual carece de validez o pretende moldear una conciencia falsa de la realidad.
Casi todas las personas se han visto expuestas alguna vez a noticias o informaciones que han creído ciertas, sin serlo. Ideas sobre las que puede llegar a asentar uno o varios esquemas de los que después no se va a desprender con facilidad; por norma, va a ser necesaria una buena cantidad de evidencia en contra para que los deseche.
Esas informaciones falsas, y en especial las estructuras informativas falsas, no son un juego. Su efecto no solo es el de creer en datos falsos, sino que pueden ocasionar serias distorsiones en la percepción de lo que sucede, lo que existe y lo que no existe. Ahí es donde cobra importancia la resistencia a la persuasión.
"La pregunta es, ¿quién está promoviendo la ignorancia? Bueno, esas organizaciones que tratan de mantener las cosas en secreto, y esas organizaciones que distorsionan información verdadera para hacerla falsa o desvirtuada. En esta última categoría, está la mala prensa”.
-Julian Assange-
La resistencia a la persuasión
Las personas son muy vulnerables a la influencia por diversas razones. Hay una serie de sesgos cognitivos y uno de ellos se manifiesta en el llamado "efecto de tercera persona”. Este hace que la mayoría de personas piensen que otras son influenciables, pero no ellas -fenómeno que se da con la mayoría de características que consideramos un defecto-.
En otras palabras, se confía demasiado en la propia autonomía de pensamiento. Sin embargo, buena parte de lo que las personas creen no ha salido de su propio análisis y verificación, sino a partir de la transmisión de otros. Muchas veces esos otros no son la fuente más confiable.
Es claro que resulta imposible verificar toda información que llegue a nosotros. Sin embargo, esta limitación tampoco debe llevar al extremo opuesto: creer en cualquier cosa que se diga porque muchos lo dicen, o porque lo dice alguien que aparentemente tiene autoridad, o por razones similares. La resistencia a la persuasión es esa actitud que permite hacer filtros necesarios en todo esto.
Los mecanismos de la resistencia a la persuasión
En términos generales, cuanto más conocimiento sobre un tema tenga una persona, menos manipulable es en esa área. Por lo tanto, una primera vía de la resistencia a la persuasión es la de documentarse, ilustrarse sobre un tema, a ser posible desde varias perspectivas.
De manera adicional, existen otros mecanismos que permiten desarrollar esa resistencia a la persuasión. Los siguientes son tres de ellos.
Contrastar la información
Este mecanismo se basa en algo que se ha dado en llamar "teoría de la inoculación”. Esta fue propuesta por McGuire y compara la información falsa con un virus y la resistencia a la persuasión con una vacuna. Como se sabe, una vacuna tradicional introduce el mismo virus que daña, pero muy limitado en su capacidad de hacer daño.
A su vez, lo que hace la vacuna es preparar al sistema inmunitario para que combata el virus. Trasladando esto al terreno de la información y de las creencias, McGuire propone que la visión propia debe "exponerse” o confrontarse.
Esto es, no perder oportunidad para llevar lo que se piensa o se cree al terreno del debate abierto con otras ideas y creencias. Si ese cuerpo de ideas, que vendría a ser el sistema inmunitario prueba ser sólido, significa que hay inmunidad. Si no la tiene, la exposición al virus, es decir a la información falsa, operará como una manera de inmunizarse.
Estar atentos a los factores de distracción
La distracción suele venir envuelta en un empaque muy atractivo. Lo que delata el hecho de que no se trata de algo relevante, sino accesorio, cuando no de una cortina de humo, es la potencia de su efecto y los argumentos que lo sustentan.
Respecto al efecto, la pregunta es: ¿qué consecuencias observables tiene esto para mí o para la sociedad? Unas consecuencias triviales hablan de un efecto de distracción. Unas consecuencias poco comunes y muy impactantes sugieren una mentira.
En cuanto a los argumentos que sustentan una información, lo que se debe evaluar es el grado de coherencia que tienen en sí mismos. También se debe revisar la coherencia que guarda con lo que ya se sabe o se ha establecido. Una baja consistencia, en ambos casos, nos habla de distracciones o mentiras.
Activar la prevención
Por regla general, es recomendable estar atentos frente a informaciones que cambian de forma radical la manera de ver la realidad. Que sean muy disruptivas no quiere decir que sean falsas, pero sí existe la tendencia a mentir a través de versiones exóticas o bizarras de la realidad.
Lo novedoso viene acompañado de dudas, pero también de evidencias y un mínimo nivel de consenso. Una teoría que ningún científico respalda siempre será sospechosa. También aquellas que están suscritas por el nombre de un científico sin trayectoria en el tema.
La resistencia a la persuasión es una manera de defender la autonomía frente a los intentos de manipulación de la conciencia, que en la actualidad son muchos. Se trata de una actitud sana que, además, hace que barajemos ideas más sólidas.