¿Cuál es el papel de la muerte en la promoción de la vida? Aunque a primera vista esta noción podría parecer paradójica, es la base de un enfoque de la psicología social denominado teoría del manejo del terror (Terror Management Theory o TMT).
Veamos entonces en qué consiste esta particular perspectiva psicológica y cuál sería su relación con dos temas básicos: la visión cultural del mundo y la autoestima.
¿Qué es la teoría del manejo del terror?
La teoría del manejo del terror es una teoría de tipo existencial y experimental planteada por Jeff Greenberg, Sheldon Solomon y Tom Pyszczynski, basados en las tesis del antropólogo y psicólogo Ernest Becker. En 1973, publicó el libro The Denial of Death (La Negación de la Muerte), influyendo en los tres autores ya mencionados, para que a partir de la totalidad de la obra beckeriana construyeran la TMT.
Desde entonces, la teoría del manejo del terror comenzó a verificarse empíricamente teniendo en su base la idea de que el miedo inconsciente a la muerte influye prácticamente en todo lo que hacemos.
Según Becker, la evolución del cerebro humano progresivamente no permitió mejorar muchas de nuestras habilidades, pero a la vez generó un inesperado subproducto: conocer que vamos a morir. Si esta idea fuera la que gobernara nuestra mente en todo momento, es muy probable que el temor nos incapacitara para emprender cualquier acción y permanecería paralizado.
Algunos autores piensan que para impedirlo, inventamos la cultura; un lugar en el que podemos ser potencialmente inmortales.
Entonces, todas las culturas serían, al menos en parte, recursos o estratagemas para manejar la conciencia de la muerte. Cada cultura es una construcción simbólica compartida por grupos de personas que proporciona una visión de orden en el universo y así dota a la vida de sus integrantes de un sentido.
Al explicar cómo se creó el universo, si existe o no un creador, cuáles son las normas de un buen comportamiento y qué ocurrirá después de la muerte, cada cultura le ofrece a sus integrantes una estabilidad tranquilizante.
Así pues, más que describir la realidad tal como es, la cultura cumple una función diferente: ayuda a manejar la ansiedad ante la muerte que es la máxima preocupación humana. La cultura no revela la verdad sobre el mundo, sino que ofrece calma ante el hecho de que vivimos en un universo azaroso e indeterminado.
La cultura -y esta es la fascinante idea de Becker- sería, ante todo, un ansiolítico que funcionaría incluso antes de que en el siglo XX se inventaran los ansiolíticos sintéticos.
La autoestima
Dado lo anterior, la pregunta que surge ahora es esta: si la cultura es un artificio humano para manejar nuestro miedo ante una muerte inevitable. ¿Es el único modo? ¿Hay otras maneras?
La teoría del manejo del terror en este punto ofrece una respuesta positiva. Sí, hay otro recurso más personal también inventado para manejar la ansiedad ante la muerte: la autoestima. En este marco teórico, el ser humano se gestionaría el miedo a la muerte valiéndose de dos herramientas: la cultura y la autoestima.
La gente no solo necesita sentir que su vida es parte de un discurso universal con sentido (o cosmovisión o visión de mundo), sino también necesita sentir que cumple un papel valioso en ese universo con sentido; es decir, necesita convencerse a sí misma de que en esa obra de impensable desmesura que es la realidad, cumple un rol.
De este modo, la autoestima sería una suerte de "cosmovisión chiquita” o "cosmovisión solo sobre uno mismo”, la percepción de que uno mismo es una parte valiosa en un universo con sentido.
Al hacer que cada individuo se sienta una parte significativa del mundo, la autoestima adquiriría el poder de reducir y amortiguar la ansiedad ante la muerte (ansiedad que en la TMT está a la base de todas las ansiedades, sea consciente el sujeto o no).
En la teoría del manejo del terror, la función de la autoestima es ayudar a manejar la propia ansiedad, una autoestima que se construye a partir de los discursos y valores que nos ofrecen nuestra cultura, tanto en la extensa -la sociedad- como la próxima -los amigos, la pareja o la familia-.
Mujer mirando el reflejo en el espejo
Investigaciones y acción clínica
Las investigaciones empíricas realizadas en las últimas décadas confirman que la autoestima es un amortiguador o regulador de la ansiedad. Hoy se sabe que las personas con escasa autoestima muestran mayor ansiedad (más pesimismo y más miedo a la muerte). Además, esta carencia también está asociada a un mayor impacto del estrés en situaciones potencialmente ansiógenas.
Por las razones señaladas, cuando la teoría del manejo del terror se lleva a la práctica clínica, aparece subrayada la necesidad demejorar la autoestima como plataforma para que el paciente pueda ganar control sobre su ansiedad.
Así mismo, las psicoterapias derivadas de la teoría del manejo del terror no solo fortalecerán la autoestima, sino que la auxiliarán a la hora de redactar relatos más amables de su participación en lo que sucede a su alrededor. Los méritos destacaran más, los fallos menos.