El gaslilighting, también conocido como luz de gas es una estrategia de manipulación que se produce en las relaciones sean estas sentimentales o no, en la que la persona manipuladora consigue que la víctima dude de su percepción, su memoria o su juicio.
En definitiva es una forma de abuso emocional, que se puede poner en marcha junto con estas otras, en el que la víctima llega a desconfiar de si misma en lo más básico que es nuestra capacidad de entender, comprender y recordar la realidad.
Es una película de los años 40 dirigida por George cukor, quien le da nombre a este fenómeno. En la película, una rica heredera se casa con un hombre que busca quedarse con su fortuna. Al poco la pareja se va a vivir a una casa en la que ella empieza a notar fenómenos extraños, ruidos inexplicables y cambios en la iluminación de la casa. Su marido que es quien ha urdido todo el engaño la dice que está loca, lo que hace empiece a dudar de su capacidad para entender la realidad, lo que la sume en un estado de angustia, confusión y ansiedad.
No solo está película ha representado este fenómeno, más recientemente la serie Parot también aborda este fenómeno en su trama.
Los ejemplo cinematográficos antes expuestos son casos extremos de este fenómeno, sin embargo en el día a día de muchas personas, se da está manipulación de una forma más sutil, puede que por eso más difícil de reconocer y por tanto más difícil para hacer frente.
No es necesario que la manipulación llegue a la modificación del entorno físico como ocurre en la película, para que la víctima llegue a dudar de si misma.
Las siguientes estrategias son las más habituales para conseguir esta manipulación.
La persona manipuladora muestra una inconsistencia entre lo que dice y lo que hace. Al haber diferencia entre lo que se dice y lo que se hace la persona víctima no puede anticipar el comportamiento del otro, porque lo que dice no es buen predictor de su conducta.
Esta estrategia va dirigida a construir una imagen social de la víctima como persona poco confiable y con problemas para entender la realidad. Se va haciendo con comentarios anecdóticos, con expresiones de descrédito en la que se cuestiona las capacidades de la víctima, como puede ser su capacidad memorística, su habilidad para llegar a conclusiones, su honestidad o su lealtad.
La mentira es utilizada para retorcer la realidad para que la victima tienda a desconfiar de sus criterios. Esto ocurre incluso aunque la víctima tenga pruebas de que su postura es la real, ya que la persona manipuladora expondrá su versión con tanta seguridad y argumentos que le hará dudas hasta de esas pruebas.
Para sembrar la duda sobre su propio juicio en la víctima, el manipulador despreciará todo aquello que es importante para la víctima, por lo que crea en ella confusión. Si la persona quiere estudiar algo, el manipulador le dirá que eso no vale para nada o que para que lo va a hacer. Si la persona valora su capacidad de hacer trabajos manuales el manipulador le quitará valor diciendo que eso lo puede hacer cualquiera y que no tiene ningún merito.
En esta estrategia la víctima haga lo que haga lo hará mal y será castigada por el manipulador. Por ejemplo, su la víctima tiene iniciativa, el manipulador le reprochará que toma decisiones sin contar con ella, si por el contrario no toma decisiones le reprochará que no hace nada en la relación y que está dejando toda la responsabilidad de que funcione en ella. Aquí tienes más información sobre el doble vínculo.
Expresiones como "anda que no te enteras de nada”, "pero que dices...si eso no paso así”, "Eso no es verdad, te estás inventado eso” etc, forman parte de esta estrategia. Con ella, lo que la persona manipuladora consigue es que la víctima se cuestione su capacidad para recordar, para entender la realidad, para llegar a conclusiones fiables o para confiar en su capacidad para tomar decisiones.
Esta estrategia va dirigida a que la víctima deposite una confianza ciega en la persona manipuladora y que sea ella quien imponga su realidad. En esta estrategia el manipulador ataca a la víctima hasta que ésta "se rompe” entonces la persona manipuladora adquiere el rol de tranquilizador, consolando y reconfortando a la víctima de tal manera que el mensaje que recibe la victima es algo así como "tu no puedes confiar en ti misma pero si puedes confiar en mi”
Esta estrategia va dirigida a conseguir que los demás participen de la confusión generada en la víctima. Los manipuladores de cara a los demás se muestran como víctimas y sufridores de la "incapacidad” para gestionar correctamente la realidad de la verdadera víctima. Buscan en los demás apoyo para que también hagan creer a la víctima que se equivoca. Por ejemplo cuando la víctima comunica que es lo que esta pasando con la persona manipuladora, el círculo puede disculpar la conducta del otro, haciéndolo pasar como una reacción normal al sufrimiento que padece.
El dicho popular "piensa el ladrón que todos son de su condición” representa fielmente esta estrategia. En ella el manipulador atribuye sus actitudes, pensamientos y acciones a la víctima.
Todas estas estrategias lo que generan es una gran confusión a la víctima que, como decíamos antes con el tiempo, desconfiará de si misma en lo más básico, que es en su capacidad de entender la realidad.
Desde que se inicia el proceso de manipulación de la víctima hasta que la víctima desconfía completamente de sus criterios, se pasa por diferentes fases.
La primera es la etapa que podemos llamar de Shock o incredulidad. En esta etapa da comienzo el gaslighting, la reacción natural de la víctima es de shock y confusión. No entiende que es lo que está pasando pero tampoco concibe que esté siendo victima de un abuso por parte de la otra persona.
La siguiente fase es la defensa. Cuando la víctima empieza a ser consciente del abuso emocional, se intenta defender y enfrenta las incongruencias que el manipulador intenta hacer pasar por verdades. Como reacción a esta defensa, las manipulaciones aumentan y se intensifican para que la víctima se sienta aún más confusa y no pueda salir del bucle de la manipulación e indefensión en el que se ve inmersa.
La siguiente fase es la indefensión. Es la culminación del proceso de manipulación. En esta fase la víctima ha asumido el relato de la persona manipuladora y por tanto ha dejado de confiar en su criterio, en su capacidad de entender la realidad y en su habilidad para tomar decisiones. Ha perdido su autonomía y su autoestima. Por contra ha aceptado las opiniones, criterios y decisiones del manipulador convirtiéndolas en la única fuente de veracidad con la que relacionarse con el mundo.
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