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Qué hacer cuando alguien intenta controlarte


Cuando alguien intenta controlarte, lo normal es que te sientas atacado. Porque quien busca dominar tu voluntad no solo no te está respetando, también está atacando tus derechos, tus valores y tu capacidad de decisión. Y esto, tristemente, acontece cada día en distintos entornos: trabajo, familia, pareja…

Hablamos de dinámicas tan complejas y sutiles que dificultan identificar a alguien que consideramos nuestro amigo como acosador. Es difícil porque cuando apreciamos a alguien somos más tolerantes. Cedemos ante determinadas demandas, accedemos a ciertos favores y hasta podemos llegar a formalizar conductas tan ilógicas como dañinas.

Hasta que llega un día en que sucede…
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Llega ese momento en que abrimos los ojos y somos conscientes de que hay alguien que quiere mover nuestra voluntad como si fuéramos una marioneta. Hay quien se sirve del miedo, pero otros lo hacen valiéndose de la cercanía y del supuesto afecto que nos tienen. Sin embargo, debemos tenerlo claro. Quien busca controlar no ama, sino que busca satisfacer sus propios propósitos.

    Por curioso que resulte, no es tan fácil darnos cuenta de que alguien busca controlarnos. Tardamos cierto tiempo porque nos cuesta creer que eso esté ocurriendo.

Pareja discutiendo en la calle sobre cuando alguien intenta controlarte
Cuando alguien quiere controlarte, busca cambiarte, lograr que actúes y seas como él o ella espera.
Cuando alguien intenta controlarte: estrategias que te serán de ayuda

Patricia Evans es una de las mejores especialistas en comunicación interpersonal. También es autora de varios betsellers, como El abuso verbal en las relaciones (1992) o C ómo reconocer, comprender y tratar a las personas que intentan controlarte (2003). Hay algo interesante que señala precisamente en este último trabajo.
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Quienes pretenden dominarnos buscan alterar nuestra realidad y para ello la tergiversan, haciéndonos dudar de nosotros mismos. En su libro señala que hacer frente a estas figuras es casi como romper un hechizo. Es darnos cuenta de lo que nos están haciendo y, entonces, dejarles claro que no entraremos en su juego, que no nos dejaremos vencer por sus maquiavélicas tretas.

Veamos cuáles son esas estrategias «rompe-hechizos» que pueden ayudarnos en estos casos.

    Los enfrentamientos directos con los controladores no sirven de mucho. Ellos siempre ganan en esas circunstancias. Una estrategia adecuada es dejar de darles nuestra atención, hacerles ver que su importancia en nuestra vida es cada vez más reducida.

Identifica al controlador: puede estar muy cerca de ti y no saberlo

Incidimos en lo señalado anteriormente: no siempre reconocemos a la persona controladora. ¿La razón? Porque aplican unas estrategias sutiles, sibilinas y encubiertas bajo la buena intención, la falsa camaradería e incluso el cariño de doble filo.
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Casi sin que nos demos cuenta, esas acciones acaban por apoderarse de nosotros como las raíces de un árbol discurriendo bajo tierra. Por ello, el primer paso será siempre percibirlo, verlos venir, darnos cuenta. Estos son algunos indicadores:

    Te piden favores y dan por sentado que los cumplirás por la relación que tienes con ellos.
    Te harán creer que son las personas más importantes de tu vida. Ellos son quienes más se preocupan por ti, quienes quieren lo mejor para ti en cada momento… Un estudio de la Universidad Federal del Sur, en Rusia, indica que tras una personalidad controladora, hay una figura dependiente de nosotros.
    Son muy hábiles para lanzarte críticas sobre lo que haces, dices o quieres. Lo hacen de manera amable, paternalista.
    Responden de manera dramática cuando les negamos algo.
    Buscan hacernos sentir culpables de aspectos insignificantes. Como no responder rápido a sus mensajes, no prestarles la suficiente atención, etc.
    Su pensamiento es inflexible y dicotómico. O estás con ellos o contra ellos, nunca hay términos medios, ni se aceptan perspectivas diferentes a las que defienden.
    Cambian de humor de manera constante. A instantes son increíblemente amables y al poco, se muestran distantes. Con ello también intentan hacerte creer que eres tú el causante de su bienestar o malestar.
    Mienten. Cuando alguien intenta controlarte, la mentira será su mejor recurso.

Responde de manera indirecta

La persona hábil en técnicas de control también lo suele ser en los enfrentamientos directos. No servirá de mucho que le digamos "quiero que dejes de controlarme, tú no tienes derecho a actuar de este modo”. En el terreno de los enfrentamientos cara a cara con el manipulador tendremos las de perder. Entonces, ¿qué podemos hacer?
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La mejor respuesta es la acción indirecta, la que el dominador no se espera:

    Ignorar y aplicar el silencio como escudo. No dar atención es no validar a quien quiere hacernos daño. Eludir, escabullirnos, no responder o alejarnos son buenas estrategias.
    Técnicas de distracción. Los controladores son maestros del discurso, de esas charlas moralizantes con las que recordarnos lo mal que hacemos esto o lo otro. En esas situaciones, desviemos el tema, hablemos de otro que no tenga nada que ver.
    Asertividad indirecta. Con frecuencia, no sirve de mucho advertir al controlador sobre cuáles son nuestros límites. Terminan vulnerándonos. Por ello, cuando protesten ante nuestra indiferencia ante ellos, apliquemos la asertividad recordándoles cuáles son nuestras banderas rojas (esas que no atendieron).

Hazle preguntas que sirvan como estímulo para invitarle a razonar sobre su conducta

Cuando alguien intenta controlarte, no recurras al enfado o la protesta: haz preguntas. El objetivo de esta estrategia es lograr que el dominador se cuestione a sí mismo. También hacerle ver que sabemos cuál es su finalidad, y que no estamos dispuestos a continuar por dicho sendero.
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Las preguntas deben ser directas, concisas e incluyendo ejemplos concretos de su conducta. «¿Por qué das por sentado que voy a hacerte ese favor que me has pedido? ¿Qué te hace pensar que yo tengo que acceder a todo lo que me solicitas?».

    En la vida, hay que saber cuándo irnos y cuándo correr para dejar atrás algo que hace daño. Quien busca controlarte no aprecia tu bienestar ni tu felicidad.

Companeros hablando en el trabajo
Si no podemos alejarnos de esas personas que buscan controlarnos, marquemos límites claros.
Libérate de la culpa, tienes derecho a romper aquellos vínculos que hacen daño

Si hay algo que nos inoculan nuestra educación y la sociedad es el peso de la culpa. Culpa por no ser y actuar como otros quieren. Culpa por priorizarnos y no tener en cuenta las necesidades ajenas. Culpa por no cuidar de esos familiares, amigos o pareja que tanto hacen por nosotros (aunque no nos quieran bien).
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Es necesario entender que, en materia del propio bienestar psicológico, no hay términos medios. O las personas que nos rodean nos tratan bien o, de lo contrario, hay que dejarlas atrás. Poner distancia. Cortar vínculos. Por tanto, cuando alguien intenta controlarte, analiza qué te une a él o ella. Si te es posible dejar esa relación, hazlo.

Si por las razones que sean, estás obligado a compartir diversos escenarios con esa figura, procura que el contacto sea mínimo. Hazlo sin culpa y siéntete orgulloso de ti por priorizarte.


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