El concepto Ghosting ha sido estudiado por diversidad de autores y en síntesis de toda la información recopilada por ellos supone "la finalización de una relación mediante la desaparición del emisor, ya que decide alejarse y dejar de contestar a las llamadas u otros medios de comunicación provenientes del receptor” Widen (2016).
Varios estudios (Friedman et al.,2019; Koessler et al., 2019) en países con masividad tecnológica como E.E.U.U. han tratado de determinar la prevalencia de este "efecto fantasma” en aplicaciones de citas como Tinder, Grindr, eHarmony o Bumble. Pese a que todavía no hay suficiente evidencia empírica, se ha determinado en estudios con población de adulta con una muestra amplia de 1000 personas que hasta un 13% de los participantes que utilizaban estas aplicaciones notificaron Ghosting y el 11% vieron este efecto fantasma en algún compañero.
Es así, como el Ghosting se concibe como una forma violenta y cruel de acabar una relación ya que para el receptor se produce una percepción de abandono y de perjuicio emocional. A su vez Ailts (2016), refiere que este fenómeno ha consolidado una norma y una creencia social reforzada por el contexto indicando que para los emisores de este comportamiento los receptores solo "son usuarios que desaparecen del chat” y son ignorados y desidealizados.
En cuanto a la perspectiva del emisor del Ghosting, autores como Hansen (2016) dicen que aquella persona que lo desarrolla para demostrar la falta de interés hacia el emisor va a disminuir la importancia y frecuencia de sus mensajes que contribuye a una percepción progresiva de deterioro.
Para autores como Widen (2016) clasifica las razones en:
Por otra parte, este mismo autor Leal (2016), plantea que una vez se ha desarrollado el Ghosting el receptor pasa por varias fases que afectan a su devenir emocional: