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Cómo liberarnos emocionalmente de nuestros padres


Si algo nos ha traído el cambio de paradigma social de estas últimas décadas es la diferencia entre generaciones en cuanto a pensamiento, modo de vida y, sobre todo, emocionalidad. Las guerras entre progenitores e hijos están a la orden del día y no siempre se resuelven con la independencia, por lo que muchas personas se preguntan cómo liberarse emocionalmente de sus padres.

Aunque es cierto que ninguna familia es perfecta, sí que se observa que las relaciones entre sus miembros tienden a presentar problemas que no terminan de resolverse. Una de ellas es la dependencia emocional entre padres e hijos, un asunto que puede durar de por vida si no se le pone una solución consciente. Vamos a darle vueltas a esta cuestión.

Adultos atados a sus padres

Existe una creencia asentada e inconsciente de que los humanos, al igual que el resto de los animales, maduramos y nos separamos de nuestros padres de manera natural, tanto en el plano físico como en el emocional. Sin embargo, y a diferencia del ave que empuja a su polluelo fuera del nido o de la primate que se niega a seguir llevando a su niño a las espaldas, nosotros seguimos manteniendo el vínculo.

A todo hay que sumar los conflictos que no se hayan resuelto durante la época de crianza. Esos déficits, esos rencores, producen sufrimiento y con ello se mantienen las cadenas bien atadas. ¿Cómo salir del bucle?

La dependencia emocional entre padres e hijos

Esta toxicidad en las relaciones suele tener de fondo una dependencia emocional que no se resuelve, lo que mantiene el ciclo de conflictos que no termina. En el fondo existen varias razones:
  •     Los padres proyectan sus propios deseos hacia la figura de sus hijos: todo aquello que no hicieron o lograron quieren vivirlo a través de ellos.
  •     Crianza que no favorece la autonomía y sobreprotección: no preparar a la descendencia para desenvolverse en el mundo hace que esta siga necesitando cuidados y que los padres no puedan dejar de cuidarlos.
  •     Hijos que no quieren abandonar la seguridad del hogar: lanzarse a la independencia tiene una parte que asusta y que no todo el mundo quiere experimentar.
  •     Hijos cuidadores: en familias desestructuradas, donde son los pequeños los que cuidan de los grandes, los sentimientos de culpa abundan a la hora de tomar distancia de los padres.

Como te podrás imaginar, liberarnos emocionalmente de nuestros padres cuando existen dinámicas codependientes es una tarea ardua. Aunque muchas personas tomen consciencia de este problema, suele existir un cierto temor a tratarlo de manera abierta.

¿Qué hacer para liberarnos emocionalmente de nuestros padres?

Es posible que te encuentres en este punto que se ha mencionado. Has detectado la codependencia, sabes que os hace daño a ambos y quieres terminar de sufrir. Sin embargo, ¿por dónde empezar? Aquí tienes algunas recomendaciones útiles.

1. Perdona

Sí, el típico consejo de una sola palabra y que requiere de años para llevarlo a cabo. Sin embargo, todo aquello de lo que culpas a tus padres sigue siendo una cuerda que te ata a ellos y te hace sufrir, así que no tardes en trabajar para dejarlo ir.

Ahora bien, no confundas perdonar con justificar. Nadie debería pedirte que apruebes cualquier mal trato que hayas podido sufrir a manos de tus padres. Sin embargo, el acto de condenarlo no es contradictorio con el proceso de liberación emocional necesario para librarnos de su influencia.

2. No trates de cambiar a tus padres

El deseo de que cambien aspectos fundamentales de su personalidad nace de la intolerancia y de la idea inconsciente de que vas a tener que convivir con esas complicaciones el resto de tu vida. Lo cierto es que esto no es así: si tus padres no quieren cambiar, no puedes obligarles. Es mejor que lo aceptes y tomes las decisiones pertinentes.

3. No eres su responsable

En el momento en el que tus padres y tú sois adultos al mismo tiempo, cada uno es responsable de su propia felicidad. Ellos no tienen la obligación de hacerte feliz ni viceversa. De esta dinámica nace el victimismo, el rencor y el sufrimiento.

4. Entiende sus circunstancias más allá de su rol de padres

Otra de las formas de liberarnos emocionalmente de nuestros padres es dejar de verles como a criadores. Párate a analizar al ser humano que hay detrás, con sus virtudes y sus defectos, y observa cómo estos afectan a su rol de progenitores. Esto te ayudará a comprender mejor el porqué de sus actos y a encontrar soluciones.

5. Agradece lo que han hecho por ti

En familias convencionales, estructuradas a pesar de los errores, el esfuerzo de los padres por criar a alguien válido y feliz nace de un deseo genuino. Parte de abandonar el rencor que te ata a ellos es ver también la otra cara de la moneda, pues eso brinda equilibro emocional.

Una última recomendación

En ocasiones, la introspección y la reflexión no son suficientes para superar una dependencia emocional que se ha gestado (nunca mejor dicho) durante toda una vida.

En estos casos, lo mejor es acudir a un profesional de la psicología, en especial si vienes de una familia desestructurada o de sufrir abusos. Nunca es tarde para retomar tu independencia emocional.


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