psicologia niños
apoyo emocional
psicologia adultos

Estar atado a la familia por sentimientos de culpa


Uno de los efectos paradójicos de las familias disfuncionales es atar a sus integrantes a través de los sentimientos de culpa. Es paradójico porque lo razonable es que si la familia no proporciona bienestar, el individuo debería tender a apartarse de ella. Sin embargo, suele ocurrir lo contrario: se establecen lazos fuertes que perduran y que muchas veces no dejan avanzar.

Estar atado a la familia por sentimientos de culpa es, en principio, sentir que existe una deuda de sufrimiento con los padres y los hermanos u otros parientes. Lo habitual es que no exista plena consciencia de que es así, sino que simplemente se experimente esa sensación de obligación con ellos.

Lo que ocurre cuando priman esos sentimientos de culpa frente a la familia de origen es que nunca se completa del todo el proceso de individuación. La familia sigue gravitando en el horizonte de la existencia y se mantiene una atadura que condiciona el proyecto de vida. Es una situación que origina malestar y para la que es necesario un esfuerzo si la queremos dejar atrás.


    "La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros”.

    -Bernardo Stamateas-


Las familias disfuncionales

No es raro que las familias tengan algún patrón disfuncional, pero no todas pueden catalogarse como disfuncionales. Solo se definen así aquellas en las que prima un modelo de relaciones dañinas, junto con creencias y prácticas que lastiman o llenan de angustia, ira o miedo a los integrantes del grupo familiar.

Este tipo de familias generan maltrato  a sus miembros porque basan los vínculos en la violencia. Esta puede manifestarse como agresiones verbales y físicas, o como sobreprotección extrema. Es habitual que en ambos casos los mensajes que se le dan a los hijos vayan por las vías del chantaje o la amenaza.

Los padres suelen justificar esa evidente disfuncionalidad, y casi siempre lo hacen acudiendo a algún grado de victimización. Golpean o insultan al hijo porque este incurrió en un error, y tal error es visto como una afrenta hacia ellos, que tanto se ocupan de que actúen bien. También es posible que tomen como un desafío las manifestaciones de autonomía de sus hijos, pues les perturban, tan preocupados por el bienestar de los chicos.

Planteado de otra forma, ese tipo de padres  sostienen la idea de que sus hijos son siempre los culpables de todo. De su propia falta de paciencia, sus miedos, sus inseguridades, etc. De esta manera, los sentimientos de culpa se vuelven correlativos a su ejercicio de control.

Los sentimientos de culpa con la familia

Las familias disfuncionales suelen dar lugar a situaciones que van desde dolorosas hasta verdaderamente dramáticas. Los golpes, los insultos, las humillaciones y los chantajes emocionales conforman el espectro de experiencia que se vive en el interior de ellas.

Quienes crecen en el marco de una familia disfuncional, en muchas ocasiones, sienten que no valen lo suficiente y que deberían ser mejores. A veces, de verdad llegan a ser mucho mejores que el promedio y sienten pena porque sus hermanos siguen sumergidos en la órbita del malestar o el fracaso. O porque sus padres siguen sufriendo tanto como siempre.

Una persona que avanza de manera significativa, pero lleva dentro de sí esos sentimientos de culpa inculcados por su familia, llega a ver su propio éxito como una traición a sus padres o hermanos.

Así mismo, es posible que sienta que sus triunfos son inmerecidos, llegando a sabotear sus propios logros. Responde mejor a las expectativas de su familia si sigue estando mal o si enfoca su éxito a reparar el dolor de sus parientes, es decir, a pagar la deuda ficticia que tiene con ellos.

Romper una estructura

La familia disfuncional da forma a una estructura de relaciones, roles, creencias y valores. Por lo tanto, no se trata tanto de romper con la familia, sino de romper con la estructura. Esto pasa, evidentemente, por tomar cierta distancia de los parientes o, dicho de otra manera, por dejar de ser una pieza en ese engranaje.

Uno de los factores que opera con mayor fuerza en este contexto son los sentimientos de culpa. No es fácil desprenderse del mandato de estar mal y tampoco de la creencia de que existe una deuda con los padres, por tantos sufrimientos que padecieron; o con los hermanos, por no haber logrado romper con la estructura.

Con frecuencia, es necesaria psicoterapia para lograr tramitar esos sentimientos de culpa de una forma adecuada. También se necesita de valor y de mucho trabajo para reconstruirse y aprender a relacionarse con los parientes de una manera más sana. Cuanto más tarde se comience esa tarea, más difícil será realizarla.


Copyright © 2023 Todos los derechos reservados a:Atención psicólogica especializada para niños y adolescentes en Comas

Desarrollo Web Websystem