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Mi hijo no me quiere ver: ¿qué hago?


"Mi hijo no me quiere ver, desde el divorcio se ha estado alejando cada vez más de mí y ya ni siquiera responde mis llamadas o mensajes”. Los divorcios suelen ser eventos difíciles para todas las personas involucradas. Sin embargo, cuando hay hijos de por medio, puede ser aún más complejo, ya que es posible que ocurran situaciones como esta.

El rechazo de un hijo hacia su padre o su madre es un potencial foco de malestar capaz de generar angustia y dolor emocional. Si estás pasando por este problema y no sabes qué hacer, debes saber que no eres el único. Las separaciones suelen generar estrés emocional en padres e hijos, incluso en el mejor de los casos.

A continuación, vamos a estudiar las causas de este conflicto y qué puedes hacer al respecto.

¿Por qué mi hijo no me quiere ver? ¿Hice algo malo?

Una de las primeras reacciones que suelen tener los padres cuando esto ocurre es sentirse culpables. Se preguntan si hicieron algo que pudiera generar esa actitud en sus hijos. "Mi hijo no me quiere ver, ¿qué hice para que se comporte así?” es un pensamiento común.

Si bien es posible que las acciones de los padres tengan repercusión sobre los niños, no siempre es tan simple. Todo un grupo de factores puede influir en esta situación.

1. Síndrome de alienación parental

El síndrome de alienación parental (SAP) es una categoría clínica propuesta por el psiquiatra Richard Gardner. El término se refiere a una dificultad que ocasiona que los hijos desarrollen sentimientos de rechazo y conductas hostiles hacia uno de los padres. Una causa común, y muy triste, es que alguno de los cuidadores haga comentarios negativos sobre el otro progenitor.

Los partidarios de esta nosología hablan de este patrón de comportamiento como un tipo de maltrato infantil. No obstante, es necesario aclarar que el SAP no es una afección reconocida por ninguna institución ni está contemplada en manuales clínicos. Castaño Méndez (2019) publicó una investigación en la que estudia la validez y relevancia clínica de la alteración.

El autor concluye que no hay evidencia científica que valide la existencia de este cuadro clínico. Por ende, propone considerarlo como "alienación parental”, ya que no se trata de una alteración psicológica real como para llamarle "síndrome”.

2. Problemas para adaptarse a la nueva situación

"Mi hijo no me quiere ver, se niega a venir conmigo los fines de semana”. A menudo, el aparente rechazo del niño puede ser una forma de negación ante el cambio en la realidad. Para los hijos, puede ser difícil aceptar que sus padres viven en hogares separados. Evitando tener contacto con el padre que se fue del hogar, podrían estar manifestando esta problemática.

Es probable que hayan vivido toda su vida en una casa y esa es su "zona de comodidad”. Incluso los adultos suelen resistirse a salir de su zona de confort sin importar el motivo. Entonces, el rechazo podría estar generado por problemas más globales de adaptación a la nueva situación.

3. Factores estresantes

Como se mencionó al principio, los divorcios son eventos que tienen una gran carga de estrés emocional. Tal vez el niño o el adolescente esté experimentando sentimientos de tristeza, ansiedad o depresión significativos.

En esos casos, es común que su reacción sea dar privilegios al padre con el que siente más apego. De esta manera, más que rechazo u hostilidad, es un mecanismo con el que se resguarda del malestar que siente.

4. Relación deficiente entre padre e hijo

Otra de las posibilidades es que el vínculo entre tu hijo y tú se haya debilitado aún más debido al divorcio. Quizá en el pasado ya existían problemas en la relación con él o ella que no se abordaron del modo apropiado. En consecuencia, con la separación, su vínculo se dañó aún más y su conducta es un indicador de ello.

5. Comportamientos relacionados a la etapa evolutiva

"Mi hijo no me quiere ver, dice que cuando está conmigo no puede hacer nada”. En algunos casos, el rechazo de los hijos puede asociarse con procesos normales dentro de su etapa evolutiva. Por ejemplo, los adolescentes tienden a distanciarse de los adultos en favor de los iguales.

Así, podrías percibir un rechazo, y simplemente sería porque de alguna manera es lo que toca en esta etapa. También puede suceder que tenga muy poco tiempo, y que para estar contigo tenga que hacer un desplazamiento considerable.

Otra opción es que tú también estés muy ocupado y solo puedas hablar o estar con él en momentos que no puede. En estos casos, la solución pasa por sentaros y dedicar un rato a alinear agendas y alcanzar algunos acuerdos. Si la relación es buena con el otro progenitor, puedes pedirle que intente hacer de facilitador.

¿Qué hago si mi hijo no me quiere ver?

Cuando esta situación se presenta, hay una serie de estrategias que pueden ayudarte a lidiar mejor con ello. Pero, ten en mente que no es un problema simple, así que no esperes que la conducta de tu hijo cambie de un momento a otro.
  •     Identifica la causa. Lo primero que debería hacer el padre o la madre es identificar el motivo de su comportamiento. A partir de allí, pueden adoptarse diferentes medidas. Por ejemplo, si se trata de problemas para adaptarse, podría buscar formas de hacer el cambio menos brusco para él o ella.
  •     Forma una alianza con el otro cuidador. Aunque se divorciaron, tu expareja y tú deberían ser un frente unido por el bienestar de los hijos. Si existe rechazo hacia uno de ustedes, lo ideal es que ambos se involucren en el conflicto para solucionarlo. De este modo, se elimina la visión de que uno de los cuidadores es un enemigo.
  •     Solicita asesoría jurídica de ser necesario. En los casos de alienación parental, puede ser necesaria la intervención de la ley. Recordemos que la alienación es una forma de maltrato que produce malestar emocional en el infante o adolescente.

"Mi hijo no me quiere ver, ¿un psicólogo podría ayudarme?”. Es una duda frecuente que tiene los padres que pasan por esta experiencia. Acudir con un especialista en psicología infanto-juvenil puede ser beneficioso para evaluar la situación y conseguir orientación al respecto. Además, podrías considerar recibir acompañamiento psicológico para manejar el impacto que este problema tiene en ti.




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