Seducir casi siempre se hace con el fin de un beneficio sentimental mutuo. De hecho, amar a alguien es estar seducido por esa persona.
Para mejorar nuestra seducción ante los demás es clave saber qué hacemos y por qué lo hacemos, qué expresiones nos causan incomodidad y, además, no nos dan resultado.
"Todo pasa por la inteligencia. Sin seres inteligentes no hay seducción. La hermosura que se puede encontrar en un cuerpo tiene que ver con una forma de percibirlo, y eso ya es pensamiento.”
-Milo Manara-
Los sitios clave para seducir
En su libro Las artes amatorias, Ovidio ya arrojaba algunas pistas sobre cómo y dónde encontrar a la mujer amada y sobre cómo conseguir su amor. Es bastante práctico, y nos recomienda la práctica de la seducción en lugares diseñados para ello, como fiestas, teatros, foros, celebraciones de triunfo, banquetes, entradas del año, etc.
Ovidio y el Kamasutra, los clásicos de la seducción, nos dan algunas recomendaciones de cómo conseguir el interés de la otra persona :
Hacer regalos de valor (ya sea sentimental o material).
No contradecirle en las primeras reuniones.
Sentarse cerca de el/ella o bailar próximo.
Si puede ser, organizar un encuentro preparado para que la persona sepa de antemano nuestro interés.
La seducción no solo se utiliza para ligar
Se puede seducir para provocar el interés de los demás hacia nosotros. También para despertar curiosidad, generar ganas de conocernos en los demás, hacer que los demás se sientan a gusto en nuestra compañía, que nos busquen y nos quieran…
Y utilizar la seducción no solo para pubs y discotecas, ya que aunque son un buen sitio, podemos conocer a alguien interesante en cualquier otro lugar.
La seducción no solo se utiliza para conseguir pareja sexual o estable, sino también para MANTENERLA.
Las personas nunca somos iguales, cambiamos a lo largo del tiempo. Por lo tanto, no siempre deseamos a la "misma persona” con la que estamos. Además, lo bonito es ir descubriendo cada día lo nuevo que hay en la otra persona.
Pero…¿Qué es seducir?
Seducir se trata de causar interés y transformarlo en deseo, lograr que alguien se fije en nosotros de manera positiva y con curiosidad. Se trata de instalarse en su imaginación de manera permanente haciendo que su deseo por conocernos crezca a cada instante. Alimentar el deseo, generando la expectativa de lo posible.
El físico… ¿Es necesario ser guapo o guapa?
Pues no lo es. De hecho, algunas personas por tener un buen físico no cuidan otros aspectos de su personalidad que finalmente se convierten en carencias. Se trata de potenciar nuestras virtudes y disimular nuestros defectos, aunque los aceptemos.
Pero solo hay una oportunidad para una primera impresión así que hay que cuidar la higiene personal y tener un aspecto despierto y saludable. Si es necesario, hay que hacer pequeños cambios de imagen, el límite está en seguir siendo nosotros mismos.
Se pueden adoptar trucos de otras personas pero con nuestra personalidad. No se trata de copiar a nadie sino resultar ser la mejor versión de nosotros mismos.
¿Y el lenguaje corporal?
La foto de alguien puede atraernos, pero es solo la expresión corporal y la dinámica de su cuerpo lo que nos provocará atracción o desinterés total. Está muy relacionado con el mundo inconsciente y cada uno de nosotros nos sentimos atraídos por modelos de comportamiento concretos. Hay que tener cuidado con la impulsividad y también con una actitud demasiado pasiva.
¿Qué ocurre si nos rechazan?
Puedes seguir intentándolo si observas que la persona no estaba muy receptiva o no eran las circunstancias adecuadas. Quizás tus habilidades no están tan desarrolladas como crees. Quizás has comenzado con metas muy elevadas, no lo has intentado de la forma adecuada. Debes tener en cuenta tus errores y no repetirlos. Debes practicar más.
Contrariamente a visiones simplistas del hombre y la mujer, Anderson (1968) expone que existen unas características fundamentales y que comparten las personas con éxito en el amor, contrariamente a el mito "que ser malo engancha más al otro”.
Expone que las personas más valoradas son sinceras, honestas, comprensivas, leales y dignas de confianza. Mientras, las menos valoradas son mentirosas, mezquinas, falsas, crueles y deshonestas.