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Los trastornos alimenticios




Los trastornos alimentarios o alimenticios son cada vez más frecuentes. Por un lado, tenemos mucha comida a nuestro alcance y a buenos precios, y por otro lado la sociedad nos dicta mantener un peso ideal.

Esa dicotomía hace que muchas personas se sientan presionadas por encajar en ciertos cánones de belleza, lo cual puede generar diferentes problemas alimentarios, ya sea porque comen tan poco que no satisfacen sus necesidades energéticas o porque comen demasiado, pues recurren a la comida para calmar la ansiedad.

En España, aproximadamente el 9% de la población sufre un desorden alimentario, un problema más común en los adolescentes y mujeres jóvenes.

Si es tu caso, si te obsesionas con la alimentación, no aceptas tu imagen corporal y cambias tu dieta hasta tal punto que sufres un deterioro significativo de tu salud física y/o psicosocial, es probable que estés padeciendo un trastorno alimenticio. En El Prado Psicólogos te ofrecemos apoyo y las herramientas que necesitas para que te alimentes de forma sana y equilibrada.
Tipos de trastornos alimenticios

Los trastornos alimentarios pueden ser muy variados. Aquí te detallamos los diferentes tipos de trastornos alimenticios y en qué consiste cada uno de ellos:

    Anorexia nerviosa. Suele comenzar durante la adolescencia o la juventud, aunque la edad de inicio es cada vez más temprana, por lo que también puede aparecer en la infancia. Se caracteriza por el rechazo a mantener un peso corporal dentro de los límites normales, de manera que la persona come mucho menos de lo adecuado para su edad, género y nivel de actividad. En su base se halla un miedo intenso a ganar peso y, dado que hay una alteración de la imagen corporal, la persona puede percibirse obesa aunque esté muy delgada.
    Bulimia nerviosa. La persona sufre episodios recurrentes de atracones durante los cuales ingiere una cantidad excesiva de comida hasta sentirse desagradablemente llena. En ese momento pierde por completo el control, no puede parar de comer. Para evitar el aumento de peso recurre a conductas compensatorias como provocarse el vómito, usar laxantes y/o diuréticos, practicar ejercicio físico en exceso o realizar ayunos. Este trastorno alimentario suele comenzar en la adolescencia o la juventud, generalmente después de haber seguido una dieta muy restrictiva para adelgazar.
    Trastorno de restricción de la ingesta alimentaria. Suele aparecer en la infancia y se caracteriza por la evitación de los alimentos, hasta el punto que no se suplen las necesidades calóricas. Como resultado se suele producir una pérdida de peso significativa y a menudo aparecen deficiencias nutricionales. Hay una falta de interés por los alimentos, la persona los rechaza debido a sus características o porque le preocupan demasiado las consecuencias de comer.
    Ortorexia. Se trata de una obsesión por comer de manera saludable, hasta el punto que se evita una gran cantidad de alimentos, a veces grupos completos, lo cual suele provocar desnutrición. La persona le dedica una cantidad de tiempo excesiva a planificar su dieta, aunque esta termina siendo muy poco equilibrada.
    Trastorno por atracón. Este trastorno de la conducta alimentaria, que suele aparecer en la infancia o la adolescencia, se caracteriza por episodios frecuentes de atracones durante los cuales la persona pierde el control y come en exceso, aunque no tenga hambre. Normalmente come más rápido de lo habitual y a menudo se esconde, ya que se avergüenza de las cantidades de comida que ingiere. Como resultado, es común que aparezca el sobrepeso o la obesidad.
    Vigorexia: También conocido como "dismorfia muscular" o "anorexia inversa", es más frecuente en hombres. Se manifiesta como una preocupación excesiva por parecer débiles o subdesarrollados. La persona vive con una constante sensación de insuficiencia provocada por la distorsión de la percepción de sí mismos que intentan compensar de forma compulsiva con la ingesta de productos para aumentar la masa muscular y programas de entrenamiento muy exigentes.
    Adicción a la comida: Se trata de una obsesión por la comida que no se puede controlar y que les impide disfrutar tanto de las comidas como de otras tareas o actividades por estar pensando constantemente en ello.  Estas personas se encuentran frecuentemente pensando en la siguiente comida, teniendo "antojos” con determinados alimentos sin que puedan evitar dejar de pensar en ello.
    Obesidad: la obesidad es un problema de salud que puede estar influido por diferentes factores (endocrinos, psicológicos, sociales, nutricionales) y, por tanto, necesita ser abordado desde una perspectiva integral. Las personas que lo padecen, tienen más riesgo de sufrir problemas de ansiedad, adicciones o depresión. Entre los tratamientos más eficaces, está la promoción de hábitos saludables y el trabajo con emociones desde la hipnosis clínica, como vía para conseguir cambios de forma más rápida y con menos esfuerzo.
    Ingesta excesiva por ansiedad o estrés: En este caso, la ingesta excesiva de comida se realiza como síntoma a un problema por estrés o ansiedad. En ocasiones, los síntomas de estrés o ansiedad se pueden confundir con la sensación de tener hambre. Lo que los diferencia principalmente es que una vez que han comido al poco tiempo vuelven a tener la sensación de "tener hambre" y no consiguen saciarse. Otra de los síntomas es el deseo de comer alimentos con altos niveles de azúcar que resultan más apetecibles y menos saciantes.
    Pica. Se refiere a la ingestión persistente de sustancias no nutritivas que no se consideran alimentos. La persona puede ingerir polvo de tiza, tierra, papel, pintura, cuerda, almidón… Es un problema más común en la infancia, pero puede aparecer en cualquier etapa de la vida, especialmente durante el embarazo.

Síntomas de los problemas de alimentación

Existen diferentes señales que pueden hacer saltar las alarmas y que indican la presencia de un trastorno alimentario.

    Problemas de salud. La dieta no solo afecta el peso corporal, sino también al metabolismo y al sistema endocrino. Cuando tienes malos hábitos alimenticios puedes empezar a padecer dolor de cabeza, problemas para dormir, problemas de concentración, fatiga y cansancio. En los casos más extremos, si padeces anorexia o un trastorno de restricción alimentaria, puedes sufrir bradicardia, hipotensión, anemia y déficit nutricional.
    Cambios en tu personalidad. Los trastornos alimentarios no solo afectan a tu comportamiento, sino también la forma de relacionarte contigo mismo/a. En la base de estos problemas se encuentra una percepción distorsionada de la imagen corporal, que viene acompañada por sentimientos de culpa y vergüenza.
    Variaciones en tu estado de ánimo. Los componentes de los alimentos también intervienen en la producción de hormonas y neurotransmisores, por lo que una dieta desequilibrada puede hacer que estés más irritable o seas más propenso o propensa a padecer depresión.
    Dificultades en las relaciones interpersonales. Al comenzar a evitar las situaciones sociales relacionadas con la comida, puedes terminar condenado/a al aislamiento y la soledad

Las causas de los trastornos de la conducta alimentaria

En la aparición y desarrollo de los trastornos alimentarios confluyen diferentes factores:

    Biológicos

Las personas que tienen un familiar de primer grado que haya padecido un trastorno de la conducta alimentaria o TCA, tienen de cuatro a cinco veces más probabilidades de desarrollar este problema. Sin embargo, el que en la familia se den otros casos de trastorno alimentarios no supone necesariamente que la explicación sea exclusivamente orgánica, ya que esto también puede indicar que puede haber un patrón alimentario familiar inadecuado y no se pueden descartar los factores de aprendizaje. En todo caso,  tener una predisposición genética no significa una sentencia y tampoco implica que no puedas superar el trastorno.

    Psicológicos

Determinados rasgos de personalidad pueden aumentar la vulnerabilidad a desarrollar un desorden alimenticio. Por ejemplo, las personas con rasgos obsesivos son más propensas a padecer anorexia, mientras que quienes padecen un trastorno de ansiedad son más proclives a la bulimia.

Tener una autoestima baja y la tendencia a perder el control también harán que tengas más propensión a recurrir a la comida para "compensar” tus problemas en otras áreas de la vida. Por eso, el estrés, la baja tolerancia a la frustración y la inestabilidad emocional suelen actuar como detonantes de estos trastornos.

Es importante que recuerdes que el acto de comer suele generar satisfacción, por lo que en el cerebro se liberan neurotransmisores como la dopamina, que no solo provocan una sensación placentera, sino que también harán que te "enganches” a esa conducta. Por eso, si te sientes triste o ansioso/a y mejoras cuando comes, es probable que termines utilizando los alimentos para "controlar” tu estado de ánimo.

    Sociales

Los mensajes que transmite la sociedad influyen en tu autoimagen. Si no cumples con los cánones de belleza y tienes una baja autoestima, es probable que comiences a sentirte disconforme con tu cuerpo y recurras a peligrosas dietas restrictivas, te obsesiones con la cantidad de calorías, te purgues o mantengas un ritmo de ejercicio insostenible que terminará minando tu salud física y emocional.

En otros casos, el problema puede estar provocado por malos hábitos alimenticios adquiridos en la infancia o en la convivencia con alguien que también tiene malas costumbres nutricionales. De hecho, las reacciones de las personas más cercanas a ti, ya sea en términos de recompensas o burlas, pueden reforzar determinados comportamientos negativos y hacer que desarrolles una relación conflictiva con tu cuerpo y con la comida.
Consecuencias de sufrir un trastornos de la alimentación

Los trastornos alimentarios provocan daños en el plano físico y psicológico. Los problemas gastroesofágicos son los primeros en aparecer, pero también es probable que experimentes una pérdida de energía y te fatigues con facilidad. A lo largo del tiempo suelen aparecer otras complicaciones, como la desnutrición, arritmia cardiaca, hipotensión, trastornos endocrinos, problemas óseos y aumenta el riesgo de sufrir un infarto.

En el plano psicológico las consecuencias de sufrir un desorden alimenticio también son devastadoras. En muchos casos la persona no quiere que los demás descubran su problema, por lo que se va aislando progresivamente de su círculo más íntimo.

El hecho de no poder controlar lo que te sucede también genera una enorme frustración, por lo que es fácil que caigas en un círculo vicioso que alimenta la ansiedad. De hecho, los trastornos alimentarios suelen ir acompañados de otros problemas como depresión, trastorno bipolar y comportamientos obsesivo-compulsivos. También podrías desarrollar irritabilidad, pérdida de la libido e ideas suicidas.
¿Qué lograrás con nuestra terapia?

    Desarrollar hábitos de alimentación más saludables que te permitan mantener un peso corporal adecuado a tu edad y género.
    Modificar los pensamientos o creencias desadaptativas que se encuentran en la base del trastorno de alimentación.
    Aprender a establecer una relación sana con la comida, de manera que puedas disfrutarla sin depender de ella.
    Aceptar tu cuerpo y desarrollar una autoimagen más realista.
    Mejorar tu autoestima y autoconfianza.


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